EXTRA!
Qué
duro sería si, a causa de la crisis, el Gobierno español decidiera recortar las
vacaciones de verano y tan sólo se pudiera descansar unos pocos días.
Probablemente en España sería unánime el descontento social y en ningún
momento sería cosa de risa, pero el director francés Antonin Peretjatko parece tener una perspectiva más divertida de
esta situación. Su ópera prima, ‘La chica del 14 de julio’, con dos
nominaciones a los premios César (Mejor Actor Revelación y Mejor Ópera Prima),
llega a los cines españoles el viernes 18 de julio para aportar un tono
burlesco a la cartelera.
Bajo
la premisa de una Francia sin días de descanso, Héctor (Grégoire Tachnakian), que trabaja en el Museo del Louvre, se enamora de Truquette (Vimala Pons), que vende
pequeñas guillotinas falsas por las calles y, además, es la amiga de su
compañera de trabajo, Charlotte
(Marie-Lorna Vaconsin). El cómico Pator
(Vicent Macaigne), que intenta huir de París y de la policía por ejercer la
medicina sin titulación, convence a su amigo para ir todos juntos a la playa y
así poder declararse a la chica por la que ha perdido la razón. Un sinfín de
aventuras durante el viaje provocará que ambos protagonistas tengan que poner a
prueba los sentimientos que tienen el uno por el otro.
la premisa de una Francia sin días de descanso, Héctor (Grégoire Tachnakian), que trabaja en el Museo del Louvre, se enamora de Truquette (Vimala Pons), que vende
pequeñas guillotinas falsas por las calles y, además, es la amiga de su
compañera de trabajo, Charlotte
(Marie-Lorna Vaconsin). El cómico Pator
(Vicent Macaigne), que intenta huir de París y de la policía por ejercer la
medicina sin titulación, convence a su amigo para ir todos juntos a la playa y
así poder declararse a la chica por la que ha perdido la razón. Un sinfín de
aventuras durante el viaje provocará que ambos protagonistas tengan que poner a
prueba los sentimientos que tienen el uno por el otro.
Aunque
aparentemente parezca la típica comedia romántica con tintes de autor, en
realidad es tan sólo el retrato de aquellos jóvenes que sufren la crisis. Unos
personajes que, obviamente, podrían ajustarse al perfil de cualquier europeo pero que, en este caso, representan a un pueblo que, pese a estar descontento,
se ha acomodado con la situación. Rozando el relato absurdo, Peretjatko realiza una crítica mordaz de
los franceses sometidos por la rutina de una crisis que se prolonga demasiado
en el tiempo.
aparentemente parezca la típica comedia romántica con tintes de autor, en
realidad es tan sólo el retrato de aquellos jóvenes que sufren la crisis. Unos
personajes que, obviamente, podrían ajustarse al perfil de cualquier europeo pero que, en este caso, representan a un pueblo que, pese a estar descontento,
se ha acomodado con la situación. Rozando el relato absurdo, Peretjatko realiza una crítica mordaz de
los franceses sometidos por la rutina de una crisis que se prolonga demasiado
en el tiempo.
Con
reminiscencias de la Nouvelle Vague,
aquella época gloriosa y reivindicativa del cine galo, la cinta comienza con
imágenes de archivo del desfile del 14 de julio de diferentes años, en el que
está presente el Gobierno con el actual presidente, Nicolas Sarkozy, y el anterior, François Hollande. Como si de un slapstick del cine mudo se tratase, la velocidad de los fotogramas
se multiplica al son de una música burlesca y ácida que deja en entredicho la
política nacional y muestra al espectador la declaración de intenciones sobre
la que se sustenta la cinta.
reminiscencias de la Nouvelle Vague,
aquella época gloriosa y reivindicativa del cine galo, la cinta comienza con
imágenes de archivo del desfile del 14 de julio de diferentes años, en el que
está presente el Gobierno con el actual presidente, Nicolas Sarkozy, y el anterior, François Hollande. Como si de un slapstick del cine mudo se tratase, la velocidad de los fotogramas
se multiplica al son de una música burlesca y ácida que deja en entredicho la
política nacional y muestra al espectador la declaración de intenciones sobre
la que se sustenta la cinta.
La
trama parece más bien una sucesión de gags
hilarantes bajo un mismo hilo argumental. En ocasiones roza la ridiculez, pero
es innegable que proporciona dinamismo y ritmo a la historia. Con un montaje
vertiginoso, algún que otro fallo de raccord
que no se debe a un simple descuido, una fotografía colorista, luminosa y
clásica, emulando a los revolucionarios años 60, y los constantes guiños al
espectador, que le hacen partícipe de la acción, Peretjatko construye una
caótica y trepidante road movie veraniega
que coquetea con el drama social y guarda un sentido propio.
trama parece más bien una sucesión de gags
hilarantes bajo un mismo hilo argumental. En ocasiones roza la ridiculez, pero
es innegable que proporciona dinamismo y ritmo a la historia. Con un montaje
vertiginoso, algún que otro fallo de raccord
que no se debe a un simple descuido, una fotografía colorista, luminosa y
clásica, emulando a los revolucionarios años 60, y los constantes guiños al
espectador, que le hacen partícipe de la acción, Peretjatko construye una
caótica y trepidante road movie veraniega
que coquetea con el drama social y guarda un sentido propio.
El
realizador francés se estrena en el largometraje con muy buenas críticas gracias
a una película que no deja indiferente. Aire fresco en la cartelera
española con ‘La chica del 14 de julio’,
una comedia de autor no tan romántica pero tremendamente divertida y
alocada que esconde una reflexión sobre la crisis actual y la actitud rutinaria
que la sociedad francesa ha adoptado.
realizador francés se estrena en el largometraje con muy buenas críticas gracias
a una película que no deja indiferente. Aire fresco en la cartelera
española con ‘La chica del 14 de julio’,
una comedia de autor no tan romántica pero tremendamente divertida y
alocada que esconde una reflexión sobre la crisis actual y la actitud rutinaria
que la sociedad francesa ha adoptado.