EXTRA! 



Si algo se le agradece a Miguel del Arco es que, cuando toma un texto clásico, siempre acaba entregando al
público una recreación escénica con la misma esencia del original, pero
exprimiendo al máximo los recursos de los que dispone uno de los mayores
talentos contemporáneos del teatro español.
La traslación al siglo XXI de los
personajes, con un lenguaje actualizado y exquisito, junto a un trabajo
técnico en el que iluminación, vestuario y escenografía se cuidan al
detalle, aseguran una experiencia de calidad, ya sea
Pirandello, Gorki o
Molière
quien sirva de inspiración.


‘Misántropo’ es el tercer proyecto en el que se embarca el equipo artístico de Kamikaze Producciones que
trabajó en ‘La función por hacer’ y ‘Veraneantes’.
 Una compañía que esta vez deja el timón en manos de Israel Elejalde, que se mete en la piel de Alcestes, un hombre hastiado de la
hipocresía que reina a su alrededor. Partiendo de un humor delirante en el que
es fácil reconocer la vacuidad y miserias de nuestro tiempo, el
espectador va descubriendo las relaciones
interesadas y las inquietudes de una serie de personajes, tan
interesantes como detestables, que sirven de caricatura de políticos corruptos,
amigos que se acuchillan por la espalda y cantantes sin talento.

El callejón trasero de una
discoteca sirve de escenario fijo de esta reflexión sobre lo difícil que resulta intentar ser alguien íntegro en una sociedad enferma.
La
decadencia del entorno contrasta con el interior de
una fiesta que repudian, pero a la que todos acaban regresando para seguir
formando parte del grupo.

Se percibe el exhaustivo trabajo que
se ha llevado a cabo a la hora de realizar la versión, mediante el uso de un lenguaje primoroso y la decisión premeditada de
que sea el espectador quien juzgue a cada personaje, sin que el
texto se inmiscuya en esta tarea.
Los actores realizan un trabajo coral
espléndido, destacando los papeles de Bárbara Lennie (Celimena) y Manuela Paso (Arsinoé),
que entregan algunos de los momentos más potentes del montaje. 

El trabajo de iluminación y vídeo
es intachable, con una escenografía soberbia en la que las emociones de
Alcestes se apoyan en el lenguaje audiovisual mediante una serie de
proyecciones a las que nada se puede objetar.
 Lo mismo ocurre en lo referente al sonido, con el runrún constante
de la fiesta y la voz del actor Asier Etxeandía en un tema musical bellísimo a
la altura del poema de Cernuda que, roto de dolor e incomprensión, recita Alcestes cuando la vanidad roza su límite entre tanta depravación.
Seis meses de ensayos han servido al equipo para
preparar esta revisión del clásico de Molière con el que Miguel del Arco demuestra que el texto sigue teniendo vigencia, más allá del tiempo y la época en que fue escrito. Una
producción que, rozando las dos horas de duración, cavila sobre la hipocresía
que domina en las relaciones humanas, el dolor que produce la incomprensión y
los riesgos que conllevan las pasiones arrebatadoras.
Porque al final para
vivir hace falta más valor que para resignarse.