EXTRA! 

La incomodidad inicial por una espera innecesaria al recoger las invitaciones en la entrada del Teatro Arlequín – en mitad de un frío helador y una molesta lluvia -, no consiguió empañar el preestreno del musical ‘A quién le importa’, de Jorge Berlanga, que en principio permanecerá en cartel hasta el próximo 29 de abril.
Madrid, años 80, época de luz, color y liberación sexual. Hasta allí nos traslada el montaje en un viaje transgresor y renovador que nos abre un nuevo camino acorde con el espíritu de La Movida. La obra se instala en la capital tras un intento fallido hace años por parte del autor del texto, Jorge Berlanga, y del promotor Marcos Campos. Después de la muerte del primero, que quería crear una obra que homenajease a las canciones compuestas por su hermano, Carlos, fue Marcos quien se encargó de sacar adelante el proyecto.  
Temas que se popularizaron en la década de los 80, como ‘El rey del Glam’, ‘Bailando’ y ‘Ni tú ni nadie’, entre otros, son interpretadas por actores como Jacinto Bobo (Óscar), Cristina Esteban (Camila), Raúl Martín (Fabiolo), Iván Santos (Ángel), Laura Artolachipi (sor Ivonne), Tony River (David Bowie), Gema Álvaro, Elisa Tulián, Laura Salvador, Hugo Ruiz y Fran Moreno. Con  patrocinadores de la talla de Coca-Cola, y dirigida por Eduardo Bazo, ‘A quién le importa’ se estrena convirtiendo en realidad el sueño de los hermanos Berlanga.
Para ir recreando el ambiente antes del espectáculo, en la planta superior del teatro se encuentra un bar que rinde homenaje al antiguo Rock-Ola junto a una exposición fotográfica de los artistas y del mismo Carlos Berlanga. El polifacético Tony River se encarga de presentar la función, explicando el contexto histórico en el que se sitúa y amenizando la acción mediante una interacción constante con el público.
La historia cuenta cómo Óscar se despierta en un hospital sin recordar cómo ha llegado hasta allí. Una enfermera, sor Ivonne, le ayudará a acordarse de lo ocurrido reviviendo juntos su pasado en una mezcla de realidad y delirio. En ese viaje en el tiempo no faltarán ni su gran amor, Camila, ni sus amigos Fabiolo y Ángel, ni mitos como Andy Warhol, Salvador Dalí o Federico García Lorca.

El diseñador del colorido y original vestuario que luce el elenco, Francis Montesinos, también hace un cameo virtual e interactivo dando vida a Dalí. La actriz Sara Montiel o el bailaor Rafael Amargo también tienen su momento virtual recreando personajes de la época.
En un teatro que antes albergaba una sala de cine, cuyo humilde tamaño hace dudar de sus posibilidades en una representación de estas características, el público queda sorprendido cuando los actores demuestran saber sacarle partido. Valiéndose de una escenografía que se limita a un fondo negro, algo que un fotógrafo denominó esa misma mañana como ‘la pared fea del fondo’, el equipo crea diversas atmósferas centrándose en la iluminación y en distintos elementos decorativos.
El director Eduardo Bazo defiende su musical alegando que ‘lo que va a sorprender es la cantidad de energía que los actores son capaces de producir. No les hace falta ni decorados, ni vestuario, ni luces… ¡nada! Poco tengo que decir, salvo que soy muy afortunado’.
Una disparatada obra, en definitiva, que cuenta con grandes voces y divertidas interpretaciones con referencias a la situación actual del país. Ritmos pegadizos y música bailable que busca involucrar al público levantándole de su butaca. Y lo consigue.