EXTRA!
Parece un milagro. Pasear por el centro de Madrid
resulta cada vez más agobiante, entre obras urbanísticas que se repiten una y otra vez,
colas interminables para conseguir un décimo de Lotería de Navidad y la multitud que ya
forma parte del paisaje habitual de calles como Preciados o Gran Vía. Y, sin
embargo, a pocos metros se encuentra un espacio en el que es posible alcanzar
un estado de paz y quietud inaudito.
Hablar de LUSH es hacerlo de una marca de cosmética fresca, vegana y
hecha a mano que ya nos enamoró hace años por su carácter activista,
involucrándose constantemente en cuestiones sociales y ambientales al mismo
tiempo que apoyan a asociaciones que luchan por la protección de los derechos
humanos, la defensa de los animales y la causa medioambiental.
Más allá del placer sensorial que nos producen sus productos,
lo que algunos no saben es que la marca cuenta con un refugio inspirado en la campiña inglesa en el que es posible
cuidar nuestro espíritu a través de viajes en los que se involucran los cinco
sentidos. El canto de los pájaros, la música tradicional inglesa y la calma de
las cocinas de las casas de campo son algunas de las influencias de un oasis en el corazón de la ciudad en el
que el tiempo se detiene, las pulsaciones se ralentizan y las manos de los
profesionales nos ayudan a relajarnos, recargar energía y recordar nuestro
entusiasmo por la vida.
Hace algunas semanas tuvimos la oportunidad de probar ‘The Good Hour’, uno de los
tratamientos estrella de LUSH SPA, en el
que las melodías marineras acompañan a
unas manos firmes que calman las tempestades que azotan nuestros músculos. El
viaje comienza con una introducción impartida por un profesional de la marca que nos cuenta la historia del tratamiento y nos anima a
elegir entre varias barritas de masaje. Nuestra elección determinará un detalle con el que volveremos a casa.
Más tarde, en una habitación en la que tendremos el tiempo
necesario para acomodarnos, recibiremos un
masaje diferente, en el que nos estiraremos, refrescaremos y emergeremos del
mismísimo océano. Durante 70 minutos experimentaremos un masaje personalizado,
estimulante y terapéutico en el que se pondrá el foco en nuestras zonas de
tensión al mismo tiempo que se nos provoca una relajación profunda.
Los olores y sonidos del mar nos acompañarán durante todo el
trayecto, con una selección musical
compuesta especialmente para la ocasión. Según la intensidad de los temas va creciendo, el
masaje se va volviendo más intenso en lo que podríamos definir como una
perfecta coreografía sobre nuestra piel que culmina con un masaje de espalda al
son de la pegadiza canción del capitán Pugwash. Con un coste de 110 euros, lo cierto es
que estamos ante una experiencia inolvidable que nos sirve de carta de
presentación de las propuestas del
SPA más original, divertido y especial de la ciudad.