EXTRA!

Cuando se descubre un rincón en el que uno se siente
en casa, disfruta de una calidad-precio óptima y es consciente de que no hay
ninguna multinacional detrás, de esas que consiguen que se abran decenas de
establecimientos a pesar de su dudosa calidad, volver a sus mesas o recomendarlo a aquellos que nos rodean es el mejor regalo que podemos hacer
para alargar su vida.
La suya y la de los espacios locales tras los
que se encuentran personas que entregan lo mejor de sí mismos cada día.

Ese es el caso de Rasif,
el restaurante de cocina callejera libanesa que desde hace pocos meses trata de
conquistar a los vecinos y visitantes de La Latina
en el número 6 de la
calle del Humilladero. Con las manos y la presencia del pan de forma constante: esa es la base de una propuesta que nos traslada a las calles del Líbano a través
de recetas en las que los mezzes
fríos y calientes, así como las delicias en forma de bocadillo se convierten en
protagonistas.

Con un menú diseñado
por un chef que ha viajado exclusivamente desde el Líbano para su
preparación
, entre los entrantes más destacados se encuentran un delicioso hummus preparado con aceite de olvida
virgen extra y servido con pan libanés, una crema de pimientos asados, nueces y
melaza de granada (muhammara) o las
sabrosas empanadillas rellenas de carne o de queso (sambousik) que triunfan en Oriente y que se sirven en raciones de
dos unidades.

Uno de los puntos fuertes del espacio es que permite que tanto las personas veganas y vegetarianas
como aquellas que sean amantes de la carne puedan encontrar multitud de
opciones
en una carta que destaca los bocadillos servidos
en pan libanés o en baguette tostada.
Los tienen de pollo, ternera, pescado o vegetales, maridándose en especias
traídas directamente desde el Líbano con el objetivo de que cada plato llegue a
la mesa con el sabor y la textura perfecta. Los más solicitados por sus
clientes habituales, entre los que se encuentran numerosos vecinos del barrio, son el shawarma de pollo o
ternera, el kebap o el de chipirones.

Lo ideal es que cada
pareja comparta uno o dos entrantes y disfruten de un bocadillo por persona
para acabar tomando juntos alguna de las opciones dulces de su carta
, siendo esta una parte fundamental
de la cultura gastronómica libanesa. Entre sus opciones se encuentra el
tradicional pastel de cúrcuma llamado sfouf,
la tarta de chocolate con galleta cubierta de azúcar y una rica versión del
pastel de queso libanés llamada knefe
que consiste en una pasta frita y
crujiente rellena de queso que se acompaña con pistachos y almíbar. Si algo os
podemos adelantar es que su sabor es realmente sorprendente.

Nacidos en Beirut, sus propietarios han conseguido convertir Rasif en una carta de amor a la comida callejera libanesa en la que su concepto
de street food permite descubrir un
local con butacas altas y una cocina transparente según se cruza su entrada,
así como un salón tranquilo al fondo, con varias mesas en las que es posible disfrutar de
su propuesta de lunes a domingos de 13.30 a 17.00 h. y de 20.00 h. a
medianoche.