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Fernando Pessoa en el Museo Reina Sofía



Si tuviéramos que destacar a un gran embajador de la
vanguardia portuguesa de primera mitad del siglo XX, ese debería ser, sin duda, el poeta Fernando Pessoa.
Hasta ahora, el público madrileño no había tenido la oportunidad de descubrir los escritos del
autor luso y valorar sus múltiples propuestas artísticas.



El Museo Reina Sofía acoge la exposición ‘Pessoa. Todo arte es una forma de literatura’, que
tiene como hilo conductor a este reconocido y prolífico autor portugués pero que, en realidad, engloba a todo el movimiento artístico de la época.
El
material expuesto es una amplia producción de los artistas visuales lusos de principios
de siglo (1914-1936)
, que no quisieron limitarse a ser meros seguidores del
lenguaje artístico que en aquel momento llegaba de París. Prefirieron buscar su camino sin seguir las corrientes europeas
predominantes.


La primera planta del edificio Sabatini acoge una muestra que comienza en una sala presidida por un majestuoso
retrato de Pessoa realizado por José de Almada Negreiros en el año 1964. Este espacio
resulta uno de los más sorprendentes, ya que en él se observa la prolífica y contradictoria producción teórica de un escritor que llegó a crear 136
heterónimos a los que dotó de una vida propia y un
característico temperamento, destacando Álvaro de Campos, autor de la frase que da
título a la cita, Ricardo Reis o Alberto Caeiro. Con ellos, el literato
quería expresar la crisis del sujeto moderno y sus certezas, creando un yo múltiple como marca de su desorientación existencial.

Tríptico de António Carneiro

La exposición, que podrá disfrutarse hasta el próximo 7 de mayo, continúa con una serie de aguafuertes protagonizada por la Primera Guerra Mundial y, en concreto, por la participación
del país luso, representada por Amadeo de Souza- Cardoso en obras marcadamente oscuras
que reflejan la crueldad del momento.
En contrapunto, en la misma sala se encuentra una colección de coloridas caricaturas satíricas realizadas por
reconocidos autores como Almada Negreiros o Américo da Silva Amarelhe.

El recorrido, que consta de más de 160 obras (cuadros, material audiovisual, revistas, cartas…), continúa con la
representación del movimiento que debe su nombre al poema ‘Pauis’ (humedales), el paulismo, que simboliza el ‘culto insincero de la artificialidad’ – según Pessoa – y encuentra su máximo exponente en la exhibición con la obra ‘A Vida. Esperança, Amor,
Saudade’
 de António Carneiro, un tríptico que merece la pena observar con
atención.

A continuación se sitúan cuadros con un claro toque
entre el futurismo y el cubismo, cuyo punto en común es la superposición de
planos, surgido como resultado de la unión de diversas percepciones. Se trata de una corriente ligada al
lenguaje de vanguardia, e
l interseccionismoen la que merecen ser destacadas las pinturas creadas
por 
Eduardo Afonso Viana. Mención especial merecen las artes escénicas y los ballets rusos en los
que se inspiró
Almada Negreiros para pintar los llamativos frescos del antiguo
cine San Carlos de Madrid, convertido hoy en la popular discoteca
Kapital.
Obra de Robert Delaunay


El grueso de la cita se concentra casi al final,
cuando el visitante se sumerge en las dos salas dedicadas al sensacionismo, una corriente que tuvo escasa repercusión. ‘La base de todo arte es la sensación’, decía
el propio Pessoa, que volcó todas sus ideas en importantes revistas recogidas
en la muestra
, como ‘A Águia’, ‘Quadrado Azul’, o la famosísima ‘Presenca’. En este apartado destacan,
además de los autores lusos del momento, pintores que se refugiaron de la guerra en
Portugal. En especial, el matrimonio Delaunay, que
introdujo una variante abstracta y colorista del cubismo,
el orfismo, representada en obras sorprendentes como ‘Marché
au Minho’
.

La exposición se cierra con el período de la segunda
modernidad portuguesa, donde es preciso nombrar a figuras emblemáticas como
Souza- Cardoso, Mario de Sá-Carneiro y Santa Rita. La prematura muerte de todos ellos y la dictadura de António de Oliveira Salazar contribuyeron a que
la experimentación artística fuera mucho más difícil. El clima opresor
dificultó seguir creando como hasta ese momento, lo que propició que estas
nuevas corrientes se diluyeran de forma temprana.

Comisariada por Ana Ara y João Fernandes, la exhibición puede visitarse de lunes a sábados de
10.00 a 21.00 h. (excepto lo martes, que el museo cierra) y los
domingos de 10.00 a 19.00 h., con un precio de 8 euros en la entrada general; gratis para distintos colectivos así como en varias franjas horarias. Acercarse a ella es conocer a un artista inclasificable que abrió la
puerta a un universo fascinante.