EXTRA!
Coincidir en esta vida
con un genio del teatro musical como Stephen Sondheim es un motivo de
celebración para cualquier amante del género, el mismo que habitualmente esboza una sonrisa cuando
sabe que detrás de una producción se esconde la firma del maestro, que este
2021 cumplió 91 años. Compositor y autor de grandes canciones, al que nuestro Mario Gas rindió un grandísimo homenaje
en aquel ‘Follies’ que arrasó en los
Premios Max de un ya lejano 2012, su nombre vuelve a estar presente en la
adaptación de ‘A Funny Thing Happened on
the Way to the Forum’, titulada aquí ‘Golfus
de Roma’, que Carlos Latre
protagoniza estos días en el Teatro La
Latina de Madrid.
La que sin duda es una
de las más brillantes comedias musicales de Broadway, inspirada en las obras
del comediógrafo latino Plauto, triunfó este pasado verano en el Festival Internacional de Teatro Clásico de
Mérida, donde llegó a ser ovacionada durante 10 minutos por un público
entregadísimo ante la pieza dirigida por Daniel
Anglés.
El objetivo del espectáculo no es otro que provocar las
carcajadas y un ratito de felicidad muy necesario tras estos años complicados
para todos, un deseo con el que se pone en pie un musical alocado que convierte el teatro en una fiesta y, también, en
un homenaje a aquellas compañías de cómicos que viajaban por los pueblos
con el único objetivo de entregar un momento de alegría a los espectadores.
‘Golfus de Roma’ arranca con la historia de Pseudolus, un esclavo irreverente que
trata de conseguir su libertad ayudado del hijo de su amo, Eros, a cambio de ganarse el amor de Philia. La cosa se complica cuando descubren que la joven pertenece
(…) a M. Lycus, que ya la ha vendido
al general Miles Gloriosus. Así
arranca una trama alocada, adaptada al siglo XXI, que ya en el año 1993 Mario Gas versionó con Javier Gurruchaga en el
mismo teatro donde Carlos Latre coge el relevo del famoso cantante y actor.
Lo cierto es que, aunque
esta sea la primera inmersión de Latre en el teatro musical, su conexión con el
público es innegable. Las imitaciones de sus personajes clásicos siguen
funcionando, colándose por momentos en esta producción, y entregando una
interpretación digna, aunque los amantes del género extrañemos mayor tiempo de
escenario para grandes voces del teatro musical español como ya son Eva Diago e Iñigo Etayo, que destacan en sus papeles y elevan el espectáculo
con sus voces.
Los músicos realizan un trabajo inmenso, ocupándose de sus
instrumentos y de interpretar papeles secundarios durante todo el montaje, y el
trabajo escenográfico y de vestuario están a la altura, pero es cierto que uno
de los grandes fallos de la pieza es la falta de química entre los personajes
interpretados por Eloi Gómez y Ana San Martín, más allá de sus dotes
interpretativas. Por cierto: ¿tiene sentido que en pleno 2021 sigamos haciendo gracietas sobre rumanos
pobres para conseguir una rima fácil? Aunque al público le haga gracia, es innecesario…
Aun así, el montaje es bien recibido y gusta, provocando la
sonrisa constante del espectador, que se olvida durante casi tres horas de sus
problemas y conecta con la acción, los
diálogos y las canciones de una farsa que no baja el ritmo en ningún momento,
con una trama alocada que sigue teniendo la chispa que en su día hizo que se alzara
con el premio Tony al mejor musical. Y, en eso, la presencia y reclamo de
Carlos Latre tiene mucho que ver.