EXTRA!

Hace 26 años, en Málaga, vio la luz Ana López. Aquella niña de educación bilingüe destacaba por una temprana inquietud musical que nunca dejó de lado. Tanto es así que, cuando se trasladó a Madrid para estudiar Arquitectura, acabó construyendo canciones en vez de edificios. Ahora todos la llaman Anni B Sweet. Anoche, la cantautora se subió al escenario de la Sala Joy Eslava para presidir un fin de gira que le sirvió para diseminar las canciones de su segundo disco, ‘Oh, Monsters!’.
Los primeros acordes de ‘Mr. D’ calmaron la sed de un público que poco a poco llenó el local. Sola, haciendo un guiño a sus conciertos en acústico, prefirió un tema sencillo de aperitivo y guardó fuerzas para más adelante. Porque Anni es un constante tira y afloja, un ejercicio de contención frente a su público. Es en ese quiero y no puedo donde reside su encanto.
Temas de su primer trabajo, ‘Star, Restar, Undo’ (2009), se colaron entre los nuevos, poniendo en marcha un tren de percusión, riffs y voz en el que la psicodelia, el indie y el folk pasaron sin preguntar. Su banda lo condujo sabiamente al incorporarse al escenario en el segundo tema. No faltó en ella, por cierto, el batería de Vetusta Morla, David ‘El Indio’, que desde hace tiempo marca el ritmo en los directos de la artista. Los de la malagueña son dos trabajos que crecen entre el costumbrismo y el existencialismo, notándose una clara amplitud de sonido en ‘Oh, Monsters!’.
La cantante que un día fue eclipsada por Russian Red encantó al público con una voz más bella e hipnótica que en sus comienzos, y no lo hizo como una bruja mala, sino como un hada tímida que ha aprendido a expresarse a través del fruto de sus cuerdas vocales, cuya melodía a veces suena gruesa y oscura; las más, ligera y transparente, siempre cálida. Puede susurrar y hasta silba. Cuando no canta, se pone nerviosa. ‘Se me da fatal hablar’, concluyó en lo que se acabó convirtiendo en un diálogo con los asistentes.


Tras poner de manifiesto temas más vibrantes como ‘Ridiculous Games 2060’, para el que los asistentes apenas movieron los pies, la andaluza fue desgranando historias que le inspiran para componer, como en el caso de su conocido ‘Motorway’, concebido mientras estaba perdida con el coche y muy agradecido entre el público. Entre un tema y otro subió al escenario el vocalista de Lori Meyers, Antonio López ‘Noni’, con su ‘Religión’ por bandera, dúo habitual en los conciertos de Anni en el que no falta una inmensa complicidad.
La nostalgia que invadió la sala en la recta final del concierto, al alud de la versión del ‘Take on me’ original de A-ha, se apoderó también del directo de dos canciones del último disco que despuntaron en intensidad: ‘Good Bye Child’ y ‘Getting Older’. En ambas se analiza el paso del tiempo y la aceptación personal que ello supone. Más familiares sonaron, en cambio, ‘At home’ y ‘Tumbado en mi moqueta azul’.
Anni B Sweet es siempre agradecida y entregada. Por ello, después de un pequeño respiro, sonaron siete himnos más que concluyeron con el intimista ‘Shiny Days’, que bien puede tomarse como un microrrelato de parejas al uso. Abajo, el respetado opinaba y lamentaba el cierre de gira. La proclamaban ganadora de los premios europeos de la MTV (Europe Music Awards), en los que está nominada en categoría de mejor artista español. ‘No me lo voy a llevar’, bromeaba al final.
Agradecimientos recíprocos y palabras que se atragantan. La Joy Eslava fue una amalgama de ojos vidriosos a la espera de un nuevo trabajo con el que revivir el magnetismo de los directos de la artista… a no ser que llegue diciembre y no pueda evitar subirse al escenario en la cita doble de Lori Meyers en La Riviera.
Texto de Sara Garzón.
Imágenes de David Molina.