EXTRA!
En una ciudad repleta de buenas propuestas gastronómicas, la renovación y la apuesta constante por nuevas ideas es clave, incluso cuando tu historia te avala. Y en un sector como el hostelero, hecho sin duda para valientes, el madrileño Café de Oriente lleva un año diversificando su oferta, creando ambientes y planes para distintos gustos y bolsillos. Situado en plena Plaza de Oriente desde el año 1983, y con vistas privilegiadas al Palacio Real, el local lavó completamente su cara en noviembre de 2015 para apostar por una estética más joven, de ligero aire colonial, modernizando y limpiando visualmente los espacios.
Así, se desprendió de vetustos tapizados, cortinas que escondían la luz natural y un antiguo papel de pared para lucir con elegancia tonos blancos y dorados. No se trata de un cambio mal entendido; al contrario, se ha evitado un minimalismo que hubiera traicionado el origen. El establecimiento se encuentra repleto de nuevos elementos decorativos de toda índole, con grandes lámparas y actuales molduras en paredes y techos, una gran barra de mármol blanco, bancadas acolchadas con mesas de distintas alturas y una hermosa pajarera en su entrada. Por otra parte, se ha sabido jugar con la iluminación para crear diferentes ambientes.
Con una oferta gastronómica de alto nivel (y precios contenidos) para ocasiones especiales, el Café de Oriente hace una apuesta decidida por generar novedosas experiencias en el corazón de Madrid. Un atrevimiento que demuestra el saber hacer de un local con historia que se atreve a reinventarse como pocos harían.