EXTRA!
Escultura de la Biblioteca Nacional



Corría el año 1712 cuando Felipe V fundaba la Biblioteca Real
como Biblioteca Pública de Palacio,
donde los impresores debían depositar un
ejemplar de cada libro impreso en España por un privilegio real que posteriormente
daría paso al actual depósito legal. Más de 100 años después, en 1836,
cambiaría su nombre al de Biblioteca Nacional para tres décadas más adelante colocarse
la primera piedra de un edificio que remataría el arquitecto Antonio Ruiz de Salces tras un periodo de escasez de fondos.


El bellísimo edificio situado en el Paseo de Recoletos se
presenta con una fachada compuesta por seis estatuas y 11 medallones
entre los que se puede encontrar al rey Alfonso X el Sabio y San Isidoro
(estatuas en primer plano), así como a escritores como Lope de Vega, Miguel de
Cervantes
, Quevedo, Calderón, Garcilaso y Santa Teresa de Jesús. En su frontón,
obra de Agustín Querol, sobresalen las representaciones de las distintas artes
y ciencias al amparo de la paz, como una metáfora de la sabiduría que
caracteriza al visitante de un espacio de incalculable valor artístico que
cuenta con una segunda sede en Alcalá de Henares.

Cuesta saber a ciencia cierta cuántos documentos almacenan
los depósitos de la Biblioteca, pero el número supera los 32 millones de
piezas
entre libros, folletos, hojas sueltas, revistas, diarios, incunables,
manuscritos y un largo etcétera. Además de sus colecciones bibliográficas,
muchas de incalculable valor, y de sus colecciones de estampas y grabados, con
obras de artistas de la talla de Velázquez, Goya y Durero, los cuadros,
bronces, bustos, muebles y tapices recuerdan que hasta el año 1867, cuando se
crea el Museo Arqueológico, la Biblioteca Nacional también ejerció como museo.

Aquellos que quieran conocer mejor la historia e
instalaciones del edificio pueden hacerlo de forma totalmente gratuita gracias
a las visitas guiadas
que la institución pone a disposición del público durante
todo el año (con horarios especiales durante los meses de verano). El procedimiento es
de lo más sencillo: sólo debes ingresar en su web y elegir entre las diferentes
modalidades y horarios. Sumergirse en espacios tan hermosos como el Salón
Italiano
, la Sala de Patronato y el Salón General de Lectura de la Biblioteca
impresiona.

Biblioteca Nacional

En esos recorridos se explican curiosidades como que el libro
manuscrito más antiguo que se conserva es el Códice de Metz
, un tratado de
cómputo y astrología del siglo IX, mientras que el volumen impreso más viejo del
que disponen es un ejemplar – datado en el año 1460 – del Catholicon de Johannes Balbus procedente de la imprenta de Gutenberg. Aunque lo cierto es que la
mayoría de fondos están en depósitos cerrados al público, es posible acceder a muchas colecciones rellenando el formulario adecuado y
entregándolo junto con el carné al personal de sala.

Además de poder consultar todas aquellas obras ubicadas en
los depósitos generales una vez que se disponga del carné de usuario (el
préstamo no es posible al tratarse de una biblioteca nacional, aunque se
facilita su reproducción)
, la realización de actividades culturales en sus
instalaciones es continua, con multitud de conferencias, mesas redondas,
actuaciones y cuidadas exposiciones temporales gratuitas. Lo mejor para estar al
tanto de estos eventos es suscribirse al boletín de actividades del centro.
Cada vez que pases por delante de su fachada piensa
que todos los libros publicados en España tienen su espacio entre sus paredes,
junto a materiales tan dispares como fotografías, grabaciones sonoras y partituras.
Una fuente de conocimiento aún desconocida para muchos donde bibliotecarios,
investigadores, lectores y curiosos se mezclan a diario en un canto de amor al
riquísimo patrimonio cultural de nuestro país.