EXTRA!
Cuando
la cultura se ofrece al ciudadano de una manera tan cercana como lo hace la
sala Lorenzo Vaquero de Getafe, es un pecado no visitar la selecta exposición
fotográfica de la Red ITINER de la Comunidad de Madrid, perteneciente a la
Colección Alcobendas. Si entre las muestras figuran prestigiosos autores como Gervasio Sánchez, Chema Madoz o Alberto
García-Alix, obviarla es imperdonable. ‘Un paseo por la fotografía contemporánea española’ puede visitarse hasta el próximo 17
de diciembre en la antigua Fábrica de Harinas del municipio madrileño.
Dos
fotografías del maestro Gervasio Sánchez
se presentan rotundas ante el visitante. Sin duda, la Guerra de Bosnia fue uno
de los más fructíferos escenarios del horror que el cordobés pudo inmortalizar.
La desconcertante y bella ‘Refugiadas
albano-kosovares’ juega en la línea de ‘Cuatro niñas’, representando a la población civil
como la que se esconde, la que quiere desaparecer para no ser objeto de la
masacre.
Más
de ocho décadas después, ‘Cuatro niñas’ puede entenderse como la antagonista
sociocultural de la fotografía tomada a las cuatro hijas del zar Nicolás II, asesinado junto a su
familia durante la revolución bolchevique que en 1918 puso fin a la dinastía
Románov y al imperialismo ruso.
fotografías del maestro Gervasio Sánchez
se presentan rotundas ante el visitante. Sin duda, la Guerra de Bosnia fue uno
de los más fructíferos escenarios del horror que el cordobés pudo inmortalizar.
La desconcertante y bella ‘Refugiadas
albano-kosovares’ juega en la línea de ‘Cuatro niñas’, representando a la población civil
como la que se esconde, la que quiere desaparecer para no ser objeto de la
masacre.
Más
de ocho décadas después, ‘Cuatro niñas’ puede entenderse como la antagonista
sociocultural de la fotografía tomada a las cuatro hijas del zar Nicolás II, asesinado junto a su
familia durante la revolución bolchevique que en 1918 puso fin a la dinastía
Románov y al imperialismo ruso.
En
contraste con el incontestable trabajo de Sánchez, se puede disfrutar de otro
galardonado con el Premio Nacional de
Fotografía, Chema Madoz. Sus
obras icónicas y evocadoras se centran en la exploración de los objetos, desde una alcantarilla convertida en
provisional escurreplatos a los zapatos unidos que presenta en la exposición,
alumbrando un estilo que no deja indiferente. A los cuatro años, Madoz se vio obligado a utilizar un horno abierto como
pupitre en unas concurridas clases particulares a las que su madre le apuntó antes
de comenzar la escuela, hecho que catapultó su imaginación para iniciarse en la
búsqueda de lo extraordinario en lo cotidiano.
contraste con el incontestable trabajo de Sánchez, se puede disfrutar de otro
galardonado con el Premio Nacional de
Fotografía, Chema Madoz. Sus
obras icónicas y evocadoras se centran en la exploración de los objetos, desde una alcantarilla convertida en
provisional escurreplatos a los zapatos unidos que presenta en la exposición,
alumbrando un estilo que no deja indiferente. A los cuatro años, Madoz se vio obligado a utilizar un horno abierto como
pupitre en unas concurridas clases particulares a las que su madre le apuntó antes
de comenzar la escuela, hecho que catapultó su imaginación para iniciarse en la
búsqueda de lo extraordinario en lo cotidiano.
Merece
un alto en el camino la armoniosa pieza de Paco Gómez. De vocación paisajística, ‘San Sebastián’ se presenta como una amplia fotografía en
formato cuadrado, donde se distingue desde un plano cenital a un niño en la
playa, moldeada en buena parte su arena por la marea, en otra parte magullada
por las pisadas y caprichos de los bañistas. Pudiendo interpretarse como la
fuerza de la naturaleza frente al poder del ser humano para modificarla, coloca
al niño y su imponente sombra como responsables para bregar con este difícil
equilibrio.
un alto en el camino la armoniosa pieza de Paco Gómez. De vocación paisajística, ‘San Sebastián’ se presenta como una amplia fotografía en
formato cuadrado, donde se distingue desde un plano cenital a un niño en la
playa, moldeada en buena parte su arena por la marea, en otra parte magullada
por las pisadas y caprichos de los bañistas. Pudiendo interpretarse como la
fuerza de la naturaleza frente al poder del ser humano para modificarla, coloca
al niño y su imponente sombra como responsables para bregar con este difícil
equilibrio.
Más
irreverente se muestra Pablo Pérez Mínguez,
fotógrafo inseparable de la movida madrileña, que capta a un joven y
desafiante Pedro Almodóvar fumando
un pitillo. Participante también del movimiento contracultural madrileño de los 80, la obra de Alberto García-Alix queda
inmortalizada a través de uno de sus motivos fetiche, el tatuaje.
El precioso costumbrismo madrileño de Nicolás Muller está holgadamente representado con dos de sus trabajos. ‘Pío Baroja paseando por el Retiro’ nos descubre una faceta pensativa y misántropa del literato, que contrasta con la algarabía dominguera de la entrañable ‘Casa de campo’.
El orientalismo de Isabel Muñoz, la Barcelona de Joan Colom y Ricard Terré y los pliegues de Alicia Martín tienen cabida en una muestra que completan autores como Gabriel Cualladó, Cristina García Rodero, Xavier Miserachs, Toni Catany, Benito Román, Luis Vioque o Juan Manuel Castro Prieto. Todo un viaje por la fotografía contemporánea española que demuestra el inmenso talento de sus protagonistas.
irreverente se muestra Pablo Pérez Mínguez,
fotógrafo inseparable de la movida madrileña, que capta a un joven y
desafiante Pedro Almodóvar fumando
un pitillo. Participante también del movimiento contracultural madrileño de los 80, la obra de Alberto García-Alix queda
inmortalizada a través de uno de sus motivos fetiche, el tatuaje.
El orientalismo de Isabel Muñoz, la Barcelona de Joan Colom y Ricard Terré y los pliegues de Alicia Martín tienen cabida en una muestra que completan autores como Gabriel Cualladó, Cristina García Rodero, Xavier Miserachs, Toni Catany, Benito Román, Luis Vioque o Juan Manuel Castro Prieto. Todo un viaje por la fotografía contemporánea española que demuestra el inmenso talento de sus protagonistas.