EXTRA!

Es
época de premios cinematográficos y la cartelera española recibe con
grandes expectativas las películas nominadas a los
Oscar, una ceremonia que parece detener el mundo a la espera de
conocer cuáles han sido las mejores producciones del año y, por tanto, las que pasarán
a la historia del cine como indispensables para todo cinéfilo que se precie. Este viernes 17 de febrero llega a España ‘Jackie’, el biopic realizado por el director
chileno Pablo Larraín que, por primera vez, aterriza en el mainstream estadounidense.
Una producción que le ha llevado a obtener tres nominaciones en las categorías de mejor banda sonora, vestuario y mejor actriz
gracias a la labor llevada a cabo por Natalie Portman.


La
acción se remonta al 29 de noviembre de 1963 en Hyannis Port (Massachussetts).
Una aletargada ex primera dama, Jacqueline Kennedy, permanece a la sombra de la
fama en una fría casa imperial. Un periodista de confianza (Billy Crudup)
escucha otro testimonio de aquel capítulo de la historia contemporánea que ha
quedado grabado a fuego. Se trata de una perspectiva muy diferente del
asesinato del trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy. El recuerdo de aquellos días queda recogido en una libreta que, a su vez, remite a imágenes del pasado, algunas en forma de documental y otras
a la luz de la intimidad de la viuda,
que en tan duros momentos encuentra
apoyo en su asesora (Nancy Tuckerman), el cura que oficia el entierro de su
marido (John Hurt) y en su cuñado y antiguo fiscal, Robert Francis ‘Bobby’ Kennedy (Peter Sarsgaard).

Larraín
recurre a una estructura narrativa de lo más original en el género, fragmentando en pedazos la biografía de Jackie de tal forma que, en lugar de relatar
linealmente lo acontecido tras el asesinato del presidente, prefiere saltar en
el tiempo para desenmarañar lo que esconde la protagonista y la
relativa verdad sobre el padecimiento de quien en su día se erigió como un
ejemplo majestuoso de saber estar. Más llamativo aún es ver cómo el director
otorga una mayor importancia a los diálogos, sobre los que recae todo el peso
argumental para desvelar la psicología del personaje
, frente a una acción
que podría haber caído en la morbosidad, aunque en sus
minutos finales la explicitud mitigue esa extraña fascinación por lo más
truculento del crimen.



Jackie
se muestra ambivalente. Su imagen pública parece primar
por encima de quien es en realidad, ya no sólo en los momentos en los que debe
sobrellevar el duelo, sino también frente al periodista, a quien le cuenta sus
vivencias con la condición de no publicar ni una sola palabra de su crónica. Aun
molesta, comprende el sensacionalismo que gira en torno a su pasado y, por
eso mismo, no duda en hablar. Y, pese a todo, algunos recuerdos no son revelados al informador. Sus primeros días como viuda
le conducen a la deriva, al miedo por no saber qué será de ella y de
sus hijos. Abandonar la Casa Blanca es un giro drástico y
totalmente inesperado.
Explicar a los niños la ausencia de su padre delata su
debilidad y asistir al nombramiento inmediato de un nuevo presidente le
recuerda que su marido debe estar presente en la historia.

La
necesidad de que John F. Kennedy no sea olvidado provoca que Jackie tenga que
luchar entre los deseos de guardar su luto en la intimidad y demostrar a todo
el pueblo la grandeza de un hombre que no llegó a los tres años de mandato.
La
actriz Natalie Portman lleva a cabo este doble juego con gran entereza, estudiando
a la perfección la gestualidad de la ex primera dama y traspasando los límites
de la imagen pública. Este meritorio esfuerzo le ha conducido a la nominación al Oscar, donde
compite con actrices de la talla de Isabelle Huppert, Ruth Negga, la siempre
presente Meryl Streep y la sensación del año, Emma Stone.
El director francés Stéphane Fontaine, que también participa en otra de las cintas candidatas al Oscar a la mejor actriz, ‘Elle’, se encarga de una impecable fotografía con escenarios majestuosos y
sobrios que no hacen más que destacar la fascinante labor de vestuario y de
caracterización, dos elementos clave que favorecen la estupenda actuación
de Portman. La banda sonora, obra de la cantautora británica Mica Levi, otorga
un mayor énfasis al luto ambiental
que traspasa la pantalla. La entereza de Jackie ante el público la alzó como diosa
del glamour, de la belleza y el saber estar norteamericano. Tal y como revela cuando afirma que ‘nunca quise ser famosa, sólo me convertí en Kennedy‘, en ‘Jackie’ se humaniza
a una mujer que mostró su seguridad ante los ojos de la historia para guardar bajo llave
el miedo a la soledad.