EXTRA!
¿Por
qué está arrasando la última película del director y guionista neoyorkino Noah Baumbach? ‘Historia de un matrimonio’ no sólo ha
convencido a crítica y público, sino que se ha convertido también en una de las
favoritas de la temporada de premios. Tras su estreno en Netflix
y en algunas salas de cine el pasado diciembre,
ya ha logrado seis nominaciones en los Globos de Oro
y otras seis en los premios Oscar. La fórmula de este éxito es un guion inteligente y redondo, unas impecables
interpretaciones de Adam Driver y Scarlett Johansson y una historia
universal de cómo una pareja que se quiere llega a su fin.
qué está arrasando la última película del director y guionista neoyorkino Noah Baumbach? ‘Historia de un matrimonio’ no sólo ha
convencido a crítica y público, sino que se ha convertido también en una de las
favoritas de la temporada de premios. Tras su estreno en Netflix
y en algunas salas de cine el pasado diciembre,
ya ha logrado seis nominaciones en los Globos de Oro
y otras seis en los premios Oscar. La fórmula de este éxito es un guion inteligente y redondo, unas impecables
interpretaciones de Adam Driver y Scarlett Johansson y una historia
universal de cómo una pareja que se quiere llega a su fin.
El sobresaliente inicio del film presenta a Charlie, un
director de teatro que está empezando a triunfar, y a Nicole, su esposa y actriz principal de la compañía. Ambos viven junto a su
hijo en Nueva York. Lo interesante y singular de esta presentación es que se
hace por medio de los ojos del otro, que va
enumerando los pequeños detalles que les hacen enamorarse. El espectador conoce
a una pareja cómplice y que parece trascender los estereotipos de género (ella abre los botes en casa,
él llora en el cine; él se responsabiliza más del cuidado del hijo, mientras
ella juega más con él). Sin embargo, esta aparente armonía se rompe abruptamente al
descubrir que no es más que un ejercicio del proceso de mediación de su divorcio.
director de teatro que está empezando a triunfar, y a Nicole, su esposa y actriz principal de la compañía. Ambos viven junto a su
hijo en Nueva York. Lo interesante y singular de esta presentación es que se
hace por medio de los ojos del otro, que va
enumerando los pequeños detalles que les hacen enamorarse. El espectador conoce
a una pareja cómplice y que parece trascender los estereotipos de género (ella abre los botes en casa,
él llora en el cine; él se responsabiliza más del cuidado del hijo, mientras
ella juega más con él). Sin embargo, esta aparente armonía se rompe abruptamente al
descubrir que no es más que un ejercicio del proceso de mediación de su divorcio.
El
gran conflicto llegará cuando Nicole quiera mudarse a vivir con el hijo de
ambos a Los Ángeles, donde reside su familia y tiene una oportunidad de
trabajar en una serie de televisión. Las diferencias en los estereotipos de las formas de ser de una
costa y otra de Estados Unidos servirán para acentuar la distancia en la forma de ser y en los
objetivos vitales de la pareja, más allá de los problemas derivados de la mera
separación física. Así, a pesar de su título, la cinta no se centra en
el matrimonio, sino en la relación que debe gestionarse después al tener
un hijo en común.
gran conflicto llegará cuando Nicole quiera mudarse a vivir con el hijo de
ambos a Los Ángeles, donde reside su familia y tiene una oportunidad de
trabajar en una serie de televisión. Las diferencias en los estereotipos de las formas de ser de una
costa y otra de Estados Unidos servirán para acentuar la distancia en la forma de ser y en los
objetivos vitales de la pareja, más allá de los problemas derivados de la mera
separación física. Así, a pesar de su título, la cinta no se centra en
el matrimonio, sino en la relación que debe gestionarse después al tener
un hijo en común.
El verdadero tema del
largometraje es la aceptación y revisión de los
errores propios y cómo, a veces, querer no es
suficiente para que la relación se mantenga. Así, los personajes deberán
recorrer una especie de periplo del héroe sin nada de épica y en el que el héroe se da cuenta
de que no sólo no lo es, sino que ni si quiera es la víctima. El
espectador se enfrenta también a una de las mejores representaciones que se han hecho de la ceguera que nos impide darnos cuenta de lo que tenemos
hasta que lo perdemos y de cómo podemos
aprender para no equivocarnos de nuevo.
largometraje es la aceptación y revisión de los
errores propios y cómo, a veces, querer no es
suficiente para que la relación se mantenga. Así, los personajes deberán
recorrer una especie de periplo del héroe sin nada de épica y en el que el héroe se da cuenta
de que no sólo no lo es, sino que ni si quiera es la víctima. El
espectador se enfrenta también a una de las mejores representaciones que se han hecho de la ceguera que nos impide darnos cuenta de lo que tenemos
hasta que lo perdemos y de cómo podemos
aprender para no equivocarnos de nuevo.
A pesar del dramatismo, el brillante guion aúna momentos repletos de comicidad que se contraponen a escenas de una fuerte
tensión emocional,
con una de las mejores discusiones de pareja que se ha rodado. Incluso hay un momento para el musical,
con un soberbio Adam Driver
interpretando ‘Being Alive’ de Stephen Sondheim. El guion se apoya en
las excelentes interpretaciones de sus
protagonistas, que vuelven a demostrar que son dos de
los mejores intérpretes de su generación. A ellos se unen secundarios de lujo como Laura Dern
o Alan
Alda en los papeles de los abogados de
cada una de las partes, que son utilizados también por Baumbach para mostrar su crítica a la industria legal de la
separación en Estados Unidos.
tensión emocional,
con una de las mejores discusiones de pareja que se ha rodado. Incluso hay un momento para el musical,
con un soberbio Adam Driver
interpretando ‘Being Alive’ de Stephen Sondheim. El guion se apoya en
las excelentes interpretaciones de sus
protagonistas, que vuelven a demostrar que son dos de
los mejores intérpretes de su generación. A ellos se unen secundarios de lujo como Laura Dern
o Alan
Alda en los papeles de los abogados de
cada una de las partes, que son utilizados también por Baumbach para mostrar su crítica a la industria legal de la
separación en Estados Unidos.
De esta forma, parece que esta temática ha marcado la vida y la obra del cineasta neoyorkino, que
ya en ‘Una historia de Brooklyn‘ (2005) se basó en el divorcio de sus padres. Casi 15
años después retoma esta cuestión para hablar en primera persona de esta
experiencia traumática. El personaje de Charlie
se convierte, en una suerte de álter ego de Baumbach que, sin embargo,
trasciende su vivencia personal.
ya en ‘Una historia de Brooklyn‘ (2005) se basó en el divorcio de sus padres. Casi 15
años después retoma esta cuestión para hablar en primera persona de esta
experiencia traumática. El personaje de Charlie
se convierte, en una suerte de álter ego de Baumbach que, sin embargo,
trasciende su vivencia personal.
Las referencias a ‘Kramer contra Kramer’ han sido inevitables al sentar las bases de esta
materia. Muchos han visto una puesta al día del clásico e incluso una evolución del padre protagonista, que ahora se responsabiliza del cuidado de su hijo, pero que sigue sin
dar importancia a las inquietudes de su pareja. Otras críticas resaltan cómo este viaje se produce siempre a través de la mirada
de Charlie y cómo Nicole llega a resultar antipática en ocasiones a pesar de que lo único que quiere es equilibrar la balanza.
En realidad, ambas visiones son acertadas
puesto que hay una evolución en cómo se muestra al hombre y en el papel que asume como padre,
lo que no impide que sea su mirada la que guía
el film. Quizá lo más interesante sea cómo narra la travesía hasta la reconciliación, primero con uno mismo y, después,
con el otro. En
esto, desde luego, Baumbach lo ha
bordado.
materia. Muchos han visto una puesta al día del clásico e incluso una evolución del padre protagonista, que ahora se responsabiliza del cuidado de su hijo, pero que sigue sin
dar importancia a las inquietudes de su pareja. Otras críticas resaltan cómo este viaje se produce siempre a través de la mirada
de Charlie y cómo Nicole llega a resultar antipática en ocasiones a pesar de que lo único que quiere es equilibrar la balanza.
En realidad, ambas visiones son acertadas
puesto que hay una evolución en cómo se muestra al hombre y en el papel que asume como padre,
lo que no impide que sea su mirada la que guía
el film. Quizá lo más interesante sea cómo narra la travesía hasta la reconciliación, primero con uno mismo y, después,
con el otro. En
esto, desde luego, Baumbach lo ha
bordado.