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'La luz de mi vida'


Casey Affleck regresa a las carteleras este viernes 11 de octubre. En esta ocasión reaparece no sólo como director y actor, sino también como guionista del drama postapocalíptico ‘La luz de mi vida’. Su vuelta a la dirección se produce tras las dos demandas por acoso sexual durante el rodaje de su ópera prima, ‘I’m still here, que se saldaron con acuerdos extrajudiciales. Sin embargo, tras lograr el Oscar a la mejor interpretación en 2017 por la desgarradora ‘Manchester frente al mar’, no fue a dar el premio el año siguiente – como es tradición – debido a la polémica que surgió en el contexto del movimiento #MeToo. De este modo, Affleck vuelve con una historia que parece querer limpiar su pasado y hacer las paces con la industria y con el público. A pesar de ello, el creador ha insistido en que el guion es anterior a todo lo sucedido.


La historia se centra en el intento de supervivencia de un padre y su hija casi adolescente en un futuro en el que una pandemia que afecta únicamente a las mujeres ha diezmado la población. La niña, a la que el padre ha apodado Rag, debe hacerse pasar por un niño para lograr evitar los peligros que conlleva ser una de las pocas mujeres en un mundo de hombres. Así, se produce una travesía que podría ser un cruce argumental entre las superiores ‘Hijos de los hombres’ y ‘La carretera’, basada esta última en la homónima novela del escritor Cormac MccArthy, que se inspira en su experiencia como indigente.

Sin embargo, Affleck busca un enfoque distinto. Mientras que en los anteriores films se centra en la denuncia social, ‘La luz de mi vida’ presenta una vocación intimista muy centrada en la relación paterno-filial, llevada a la pantalla con una gran solidez tanto por el director americano como por la jovencísima Anna Pniowsky. Ambos sostienen todo el peso de la historia, exceptuando una discreta aparición de la actriz Elisabeth Moss como madre de la niña y esposa del personaje de Affleck. No se puede evitar volver a recordar la referencia poco sutil a las graves consecuencias del patriarcado, siendo Moss conocida por su papel protagonista en la famosa serie ‘El cuento de la criada’

Casey Affleck

Aunque en algunas críticas se ha llegado a decir que la película es feminista, la historia se presenta desde una visión muy paternalista y condescendiente que mantiene los roles de género bien marcados. Por ejemplo, al llegar a la adolescencia, Rag se obsesiona con querer llevar ropa de mujer, ya sean vestidos o una cazadora adornada con lentejuelas. En realidad, parece tratarse de una cinta de alguien que ha empezado a aceptar el machismo omnipresente, señalando el peligro que sufre una mujer simplemente por el hecho de existir. También es curiosa la idea de que la mayoría de los hombres enloquecería si las mujeres desapareciesen. 

En cualquier caso, no se puede negar el acierto en la representación del amor paternal, siempre a medio camino entre el instinto de protección y la sensación de impotencia que conlleva la paternidad. En realidad, este es el núcleo de la trama, de lo que verdaderamente va la película: de cómo los padres deben dejar ir a sus hijas para que sean ellas mismas las que cuenten sus historias. 

Hablamos de una producción de 120 minutos con una luz y una gran sensibilidad a la hora de rodar las escenas, así como unas notables interpretaciones, pero que en ciertos momentos se ve lastrada por un ritmo excesivamente lento debido a la reiteración de ciertas escenas en las que interactúan el padre y la hija, sin llegar a innovar en su temática.