ATLÁNTIDA FILM FEST
Bárbara Sarmentera
fuertes secuelas hasta asentarse en la zona más íntima de quienes la sufrieron de primera mano. Dirigida por la cineasta griega Sofia Exarchou, ‘Park’ muestra de una forma increíblemente realista el
retrato aterrador de la Atenas posolímpica actual, recordando a los espectadores que Grecia ha sido uno de los países más afectados. Siendo esta su
ópera prima, Exarchou se ha asegurado un hueco dentro del panorama cinematográfico europeo tras
haber recorrido festivales como el de Toronto o San Sebastián.
La situación del film no es casual, teniendo en cuenta
que muchos consideran las Olimpiadas de Atenas, en el año 2004, como el origen del declive
del país. A pesar de tratarse de un evento que aspiraba a provocar la gloria
ateniense, las cuidadas imágenes a cargo de Monika Lenczewska demuestran cómo
pueden truncarse las ilusiones de un pueblo. La cinta gira en torno a un
grupo de jóvenes de distintas edades que deambulan, entre violentas
representaciones deportivas, por las ruinas de unas instalaciones en las que ya
sólo es posible apreciar la desolación. Aunque nos enfrentamos
a una trama bastante floja, los personajes no descansan en su
constante búsqueda del entretenimiento y la supervivencia. Adolescentes sin un futuro esperanzador en busca de su propio sitio. 6/10.
Belén Calvín
una película que vuela libre y que no pretende la aceptación de la mayoría. Ya
el nombre original, rabiosamente largo, indica que su pretensión no habita en los
lugares comunes. ‘Aquellos que dejan la revolución a medias no hacen más
que cavar su propia tumba’ es la traducción literal de un título tomado del francés Louis Antoine de Saint-Just, famoso por participar en el Gobierno del Terror en la Revolución Francesa. Los realizadores de esta obra canadiense, Mathieu Denis y Simon Lavoie, tenían muy claro que ese espíritu retador y también oscuro debía impregnar cada fotograma. Así,
juegan con los cambios bruscos de formato, intercalando largas
frases de políticos e intelectuales con escenas documentales y dilatando la historia hasta las tres horas de duración.
Es innegable que se trata de una apuesta valiente
(aunque desmedida) en la que tanto los realizadores como
los actores, quienes llevan a cabo una corpórea interpretación
desde las entrañas, se dejan la piel. Klas Batalo, Giutizia, Tumulto y Ordine Nuovo son cuatro
veinteañeros airados que reniegan del mundo en el que viven. Tres años después
de la movilización estudiantil en Quebec, conocida como ‘la primavera del arce’,
siguen un sendero de vandalismo que les aísla y les conduce hasta la misma criminalidad. El eco de la nouvelle vague y
el alma de Xavier Dolan forman parte del ADN de esta cinta radical. Un film que muestra una realidad marginal que no lleva a ningún lado. ¿Qué les
queda a estos jóvenes inconformistas cuando fracasa la
revolución? En este caso, un callejón sin salida. 6/10.
David Molina
silenciosos y dóciles la gente nos miraría con otros ojos. ¿Tú no tienes
pesadillas?’ Hay pocas líneas de guion en ‘Still Life’, pero cuando su
protagonista piensa en alto lanza un dardo al pecho del espectador. La directora
francesa Maud Alpi lleva las cámaras a los pasillos de un matadero a través
de la mirada de un perro llamado Boston y su cuidador, un joven testigo
del sufrimiento de vacas, toros, bueyes, cerdos, ovejas y corderos en una cinta
de 80 minutos que duele más en sus sonidos y reflexiones que en sus
imágenes.
Tanto los ojos del perro como los del resto de animales parecen hablar de incomprensión y desesperación en primeros planos que retratan una
realidad devastadora que existe aunque no se quiera ver: la de los 50.000
millones de criaturas que viven en granjas industriales. Aunque algunos se resisten a
ponerse en fila, cuando suena ‘Show me the place’ de Leonard Cohen muchos de los que han mirado a cámara ya han muerto. Sobran, eso sí, planos extenuantes sobre la aburrida vida de un joven
que se replantea su trabajo frente a espacios mínimos donde los
animales se agrupan, duermen y son masacrados. Un retrato de
la ganadería industrial que señala al público como cómplice del horror. Porque mientras acariciamos a nuestro perro o gato nos comemos a sus hermanos. 7/10.
Estela Cayón
político cimentado sobre la más reciente actualidad y a la vez sobre un tema
recurrente a lo largo de la historia. El miedo al desconocido, al extranjero,
ha sido y será fuente de recelos entre las mentes más estrechas y cobardes, las mismas que no desean que nada cambie cuando la situación les beneficia. De todo ello habla la última película del actor y realizador belga Lucas Belvauz, seleccionada en la sección oficial del pasado festival de
Rotterdam y que Atlántida Film Fest estrena en España.
La acción transcurre en un pequeño pueblo
industrial francés donde nuevos partidos, alimentados por viejos ideales
nacionalsocialistas, jalean a sus ciudadanos para que culpen de la debacle del
estado de bienestar a los llamados inmigrantes. Adornada con una historia de
amor y algunas tramas poco verosímiles, la película muestra los mecanismos de
funcionamiento del Frente Nacional (FN), en cuya cabeza posiciona a un personaje
claramente inspirado en Marine Le Pen, con un discurso enloquecido y
enloquecedor. ‘Esta es nuestra tierra’ ofrece una reflexión fácil pero necesaria,
poco profunda pero directa, que quizá deberían emitir en prime time
en alguna que otra cadena de televisión. 6/10.
como adultos pero que siguen siendo lo que son. Así son
las circunstancias en las que se presenta ‘Home’, de la directora belga Fien
Troch, una impactante historia de autodescubrimiento, segundas oportunidades,
primeros amores y abusos que precipita la madurez de cuatro
jóvenes hasta marcar un antes y un después en sus vidas. Kevin (Sebastian Van
Dun), que acaba de salir de un centro de detención, se instala en la casa de
sus tíos y su primo Sammy (Loïc Bellemans) para empezar una nueva vida
aprendiendo un oficio. Junto a ellos, John (Mistral Guidotti), que sufre sin límites la inestabilidad mental de su madre, y Lina (Lena Suijkerbuijk),
que mantiene una relación liberal con Sammy. Sin embargo, sus rutinas se destruyen con la agresividad de Kevin.
La cinta de Troch, que ha desfilado por grandes
festivales, como el de Estambul, Toronto, Múnich y Venecia,
obteniendo importantes galardones, sigue la estela de otros autores
independientes, como el estadounidense Larry Clark, en cuanto a la búsqueda del retrato perfecto de una generación. Sin embargo, el drama se distancia de este
tipo de relatos adoptando matices realmente siniestros hasta tornarse, en pleno
clímax y de manera inesperada, en un suspense que deja un poso nauseabundo en
la cotidiana realidad de unos adolescentes impulsivos e incapaces de
medir las consecuencias de sus actos. Tecnologías, drogas y desesperación
confluyen en un cóctel molotov encarado por la naturalidad en las
interpretaciones de unas jóvenes promesas y por una trama que no deja
indiferente. 9/10.