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Si hay algo que caracteriza los oscuros y bizarros filmes del polifacético David Lynch es la dualidad, la desintegración del individuo en personalidades diversas pero convergentes. En tres de sus más famosas películas, ‘Carretera perdida’, ‘Terciopelo azul’ y ‘Mulholland Drive’, este hecho se representa por medio de la presencia de dos mujeres, una rubia que muestra la cara amable y superficial, y otra morena que plasma la naturaleza oscura que se esconde en el interior de todo ser humano.
Podríamos decir que Lynch mostró su cara más rubia en la rueda de prensa realizada el pasado martes 15 de octubre en el céntrico Hotel Urban, con motivo de su participación en el Festival Rizoma de Madrid. Esta edición establece su foco de atención en la transición, la transformación y la trascendencia.
Un David Lynch de trato agradable y bromista centró todo su discurso en los beneficios que la meditación trascendental ha tenido en su vida y en las posibilidades que ofrece esta técnica de mejorar la vida de los demás. Este método de relajación, nacido en los años 50 en la India, de la mano de Maharishi Mahesh Yogi, consiste fundamentalmente en la concentración en la repetición de un mantra, que permite al sujeto liberarse de su estrés y angustia, facilitando la armonía consigo mismo y la fluidez de la creatividad.

El llamado hombre renacentista del arte moderno americano, debido a su clara vocación multidisciplinar, explicó que lleva alrededor de 30 años practicando la meditación trascendental con éxito. Incluso ha llegado a crear la Fundación David Lynch, que se dedica a extender esta práctica a lo largo del mundo por un módico precio con el que intentan amoldarse al contexto de crisis actual. Para sorpresa de todos los presentes, el director afirmó que las mejores historias son aquellas que se crean desde un estado de felicidad, algo que contrasta claramente con el tono sombrío y depresivo de su obra artística.
Además, compartió su apoyo hacia aquellos gobiernos interesados en ayudar a los creadores, haciendo hincapié en lo vergonzoso que le resulta que el gobierno americano no se preocupe del cine, más allá del beneficio económico que este genera. El creador de ‘Twin Peaks’ bromeó con los periodistas respondiendo que no conocía nada de cine yugoslavo ante una pregunta sobre su conocimiento por el cine español.

Lynch aseguró que, a pesar de su gusto por hacer películas, no se considera un entendido del séptimo arte, para después volver sobre una teoría según la cual las ideas vienen a nosotros, de tal forma que cuando aparecen en nuestra mente todo está claro y sólo hay que seguir sus pasos.
‘We don’t know what to do unless we have an idea (..) Once you catch the idea you know what to do. And once you catch it you see it in your mind (…) Ideas are so important for every single part of life’.
Interesante conocer la personalidad rubia del cineasta, músico y pintor, aunque aún más provechoso habría resultado conocer en profundidad su personalidad morena. Quizá la próxima vez.
Texto de Belén Calvín.
Fotografías de Enrique Escalona.