EXTRA! 



El circo más famoso del
mundo sigue glorificando el valor de la belleza en ‘Amaluna’, el montaje que se
representa en el Grand Chapiteau
instalado en Puerta del Ángel hasta el próximo 21 de junio. Tras más de dos
años sin visitar Madrid, el Cirque du Soleil regresa a la capital con el
estreno oficial en Europa del espectáculo escrito y dirigido por la ganadora
de un Premio Tony Diane Paulus.


Inspirado en la
mitología griega, ‘La tempestad’ de Shakespeare y ‘La flauta mágica’ de Mozart, ‘Amaluna’ sumerge al espectador en una misteriosa isla gobernada por diosas y
guiada por los ciclos lunares. Su reina, Prospera, celebra la ceremonia de entrada
en la madurez de su hija con un ritual en honor a la feminidad.
Romántica,
divertida, traviesa y soñadora, Miranda disfruta de las tradiciones, la cultura
y la naturaleza hasta que conoce a un apuesto príncipe llamado Romeo, con el que tendrá que
realizar un viaje en el que encontrarán obstáculos como un hombre lagarto
enamorado de la joven que intentará entrometerse entre los amantes.

La diosa Pavo Real, las
diosas de la luna, la diosa del equilibrio, las valquirias y las amazonas
revelan el homenaje a la feminidad en una producción cuyo elenco – también músicos
y cantantes – está formado en un 70% por mujeres. Mostrando un gran abanico de
razas, características físicas y habilidades, las esculturales gimnastas se
mezclan con mujeres más redondeadas que se presentan como auténticas heroínas
de una función que arriesga mucho más en su desenlace que en su introducción, más teatral en su puesta en escena, donde se entrevén sus referencias y el preciosismo musical que acompaña toda la
representación.

Uno de los números más
espectaculares es el protagonizado por la diosa del equilibrio, en el
que Lara Jacobs construye un móvil hecho de 13 varillas de hojas de palmeras
con movimientos lentos, deliberados y casi meditativos
mientras el público se
queda en silencio ante una estructura sobrecogedora que acaba desintegrándose
entre aplausos, tras más de 10 minutos de auténtica tensión.


También sobresalen los
ejercicios realizados con barras asimétricas, en los que las amazonas presentan
una versión teatral vertiginosa de una rutina de gimnasia clásica, y el número
de trampolín doble que protagonizan los compañeros del enamorado, retorciéndose
y girando en el aire hasta lograr la proeza de aterrizar sobre las manos de
otro artista o deslizarse por una pequeña plataforma inclinada en un ángulo
pronunciado.

La escenografía de
Scott Pask
recrea una isla frondosa y encantada en la que destaca un bosque diseñado
al detalle, con ramas similares al bambú que rodean la acción. Imponente, por
otra parte, el diseño de vestuario de Mérédith Caron, que se inspira en el
teatro isabelino del siglo XVI y en el universo de las amazonas con más de 130
piezas multidimensionales que se ajustan al cuerpo humano sin
resultar incómodas en el desarrollo de los números.
Durante algo más de dos
horas, el espectador se introduce en una emotiva historia de
amor en la que la fuerza muscular sorprende tanto como la belleza de escenas
como el encuentro de Miranda y Romeo en un cuenco de agua o la danza del pavo
real en un canto a la pureza del amor. Un festín para los sentidos puesto
en pie por 52 artistas de 17 países diferentes que reúnen la esencia de una compañía que embauca a millones de personas en todo el mundo mediante
el arte y la vitalidad.