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¿Qué pasaría si la humanidad tuviese pánico a los espacios abiertos? Posiblemente, que se generaría el caos, la destrucción y la lucha por la supervivencia. Esto es lo que nos muestra la última película de los hermanos Pastor.
‘Los últimos días’ trata sobre una misteriosa enfermedad que se apodera de toda la humanidad, una especie de agorafobia extrema, un miedo a salir al exterior que provoca la muerte de manera fulminante. El escenario es Barcelona, donde Marc (Quim Gutiérrez) busca desesperadamente a su novia Julia (Marta Etura) por las entrañas subterráneas de la ciudad. En su búsqueda tendrá la ayuda de Enrique (José Coronado), el encargado de realizar una reducción de personal en la empresa en la que Marc trabajaba, algo que podría haberle afectado directamente antes de que se produjese la destrucción.
Toda la población se queda encerrada en los edificios y hace de las estaciones de metro su hogar. Los lugares cerrados son seguros, mientras que las calles de la Ciudad Condal suponen un riesgo al que nadie quiere exponerse. Marc y Enrique tendrán que pasar por diversos apuros llenos de acción para alcanzar su objetivo, mientras recuerdan cómo era su vida antes de que se desatara la histeria colectiva.
La trama engancha al espectador y le hace empatizar con los personajes sin dejarle desconectar ni un instante. Los símiles con la realidad, como la incertidumbre sobre el futuro laboral, se mezclan con sentimientos propios de la película como la angustia por no ser capaz de salir al exterior y la soledad en lugares subterráneos. El filme intriga de tal manera que el espectador necesita saber cuál es el desenlace.
Con referentes como ‘Soy leyenda’ o ‘El día de los trífidos’, el largometraje no deja de ser una historia apocalíptica pero a la vez esperanzadora, ya que muestra que se puede comenzar desde cero y recuerda que nuestro mundo no es el único posible. Una historia ‘no tan alejada de la realidad y que podría ocurrir en breve, ya que estamos maltratando al planeta y cada vez vamos a peor’, en palabras de su protagonista, José Coronado, durante la rueda de prensa de presentación de la película.
La idea de ambientar la cinta en la capital catalana es atípica y obvia: ‘somos de Barcelona, y si se acaba el mundo se acaba en todas partes, no sólo en Nueva York o Londres’, comentaron los hermanos Pastor. ‘Somos pioneros en destruir Barcelona, cinematográficamente hablando’ añadió Alex Pastor, que también afirmó que ‘ver Nueva York abandonado no sorprende, ya que forma parte de la ficción. En cambio, con Barcelona no ocurre lo mismo’.
Por su parte, Leticia Dolera comentó que le hizo ‘mucha ilusión que la película se rodase en Barcelona, porque me gusta ver mi ciudad destruida y participar en el proyecto’. La actriz cree que ‘el género fantástico no sólo sirve para ver explotar bombas, sino que también es el mejor vehículo para hablar del alma humana, de la sociedad y de los temas que nos preocupan’.
Quim Gutiérrez, que aseguró que el rodaje fue ‘muy duro’, admitió estar encantado con el resultado final y confiado en que ‘el espectador alucine al ver esa Barcelona sorprendente y desconocida’. Para Coronado también fue difícil, aunque declara que ‘fue más fuerte nuestra ilusión por la historia’.
En palabras de David Pastor, ‘la película es optimista y esperanzadora, pero para llegar a divisar luz al final del túnel hay que atravesar un proceso doloroso. La película intenta reflejar que para llegar a la luz antes tienes que pasar por la oscuridad’. Para acompañarles por ese trance, recuerden que podrán verla en los mejores cines a partir del 27 de marzo.