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El pasado viernes el cardiólogo Valentín Fuster presentó su último libro ‘El círculo de la motivación’ en el Hotel Intercontinental de Madrid. Una publicación para transformar estos tiempos difíciles en una oportunidad de renovación y mejora. Una obra esperanzadora y basada en la experiencia, tanto personal como profesional, con relatos y anécdotas de personajes anónimos y de su propia vida.
El doctor Fuster dedica este libro muy especialmente a los jóvenes, les insta a que luchen por encontrar su camino y a que tengan la motivación necesaria para superar todas las barreras y conseguir sus sueños. Porque, como el mismo afirma, ‘la motivación es el motor que sirve para reorientar el rumbo y lograr nuestros objetivos’.
Basado en la experiencia personal como médico y después de haber vivido en varios países, Valentín Fuster llega a la conclusión de que nuestras vidas se mueven en un círculo que tiene cuatro cuadrantes, siendo uno de ellos es la motivación, parte fundamental del libro del que hablamos.
‘El círculo de la motivación’ nos da unas pautas a seguir para poder lleva a cabo un cambio. Nos habla de ‘las cuatro T’, tareas para poder obtener satisfacción. La primera de ellas es el tiempo para la reflexión, siendo fundamental dedicar varios minutos al día para reflexionar, ya que ‘si no tienes muy claro cuáles son tus prioridades, es muy difícil salir adelante’. Otra de las tareas es el talento, algo que todas las personas tienen, pero que cada uno debe descubrir. La sociedad tiene que ayudar a los jóvenes a desarrollarlo.
La tercera tarea sería la transmisión de optimismo, llamando la atención que los grandes líderes no aparezcan en tiempo de bonanza, sino en momentos de crisis y desconcierto. Por último, Fuster habla de la tutoría, afirmando que un buen tutor puede cambiar el rumbo de nuestras vidas y que, desgraciadamente, esta figura no está tan desarrollada en España como en otros países.
El cardiólogo propone cuatro acciones vinculadas a nuestra relación con la sociedad, que las denomina ‘las cuatro A’: Actitud positiva, aceptación, autenticidad y altruismo. Fuster asegura que tener una actitud positiva es esencial para vivir de manera satisfactoria. Nos relata una anécdota: ‘un hombre de 106 años pidió hora para verme porque necesitaba mi consejo. Cuando le pregunté qué quería, me respondió que necesitaba que le ayudara a organizar sus próximos años’.
Según el doctor, ‘sin aceptación es imposible progresar’, por lo que debemos entender que no se puede tener todo y que tenemos que aceptar nuestras circunstancias y limitaciones. Fuster insiste en que hay que ser autentico, ser la misma persona en todos los ámbitos. Muestra su sorpresa ante la cantidad de personas que se ocultan tras una máscara o ‘cambian de personalidad en función de la situación o de su interlocutor’, algo que conlleva a un gasto de energía innecesario que se podría estar aprovechando en proyectos importantes.
El autor parte de la convicción de que el individualismo y la actitud egoísta no tienen cabida en el mundo actual. En la sociedad española se precisa de gente que no pare el círculo, encontrándose el problema de la negatividad absoluta, algo que Fuster focaliza en los medios de comunicación, asegurando que nadie habla de la Cruz Roja, de Cáritas, de los padres y abuelos que acogen a sus hijos en paro y de miles de cuestiones más.
‘No podemos ser negativos, este país necesita motivación’, subraya, recordando que a pesar de que la situación sea complicada hay que seguir luchando. La solidaridad es una conducta ejemplar que dota a la vida de sentido: ‘ser solidario es una actitud ante la vida’, añade.
‘No podemos ser negativos, este país necesita motivación’, subraya, recordando que a pesar de que la situación sea complicada hay que seguir luchando. La solidaridad es una conducta ejemplar que dota a la vida de sentido: ‘ser solidario es una actitud ante la vida’, añade.
Para terminar, Valentín Fuster hace hincapié en que se debe motivar a la gente joven y dejar de calificarles como ‘pasivos’. Hay que dar solución a los problemas y no inventarse obstáculos nuevos. ‘Yo soy optimista y creo que saldremos adelante’, concluye con valentía.
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leeré el libro inmediatamente. Creo que da pautas a seguir individualmente y a ayudar a jóvenes y a mayores que estén ahora desesperanzados
El doctor Fuster tiene toda la razón y bueno fuera que todos leyéramos su trabajo sobre la actitud positiva, lo negativo del egoísmo, la diaria reflexión sobre nuestras vidas y el estado del mundo actual. El loco y ciego dinamismo del llamado mercado global nos da la falsa ilusión de progreso acelerado haciéndonos creer que el consumerismo es nuestro mejor nivel de vida, y nos hace olvidar los conceptos humanos que el doctor Fuster enfatiza. El propósito del ser humano no es el egoísmo personal sino la solidaridad hacia nuestro prójimo. Seamos positivos sobre la positividad del mundo y nuestra propia positividad.