EXTRA!

El espectáculo de humor no escasea en la escena
madrileña. Basta repasar la cartelera actual en cualquier guía cultural para darse cuenta de la oferta de la que el apasionado del teatro cómico dispone, al margen de las constantes
noticias depresivas y la rutina agotadora.
madrileña. Basta repasar la cartelera actual en cualquier guía cultural para darse cuenta de la oferta de la que el apasionado del teatro cómico dispone, al margen de las constantes
noticias depresivas y la rutina agotadora.
Las diferencias entre lo que ofrece el quinteto argentino
Les Luthiers y muchas de estas producciones, sin embargo, no son pocas. Una trayectoria
de 45 años y un currículo de 33 producciones parecen cifras contundentes a las
que pocos pueden plantar cara. Esta vez, el Palacio Municipal de Congresos de Madrid
acoge, hasta el 21 de octubre, ‘Lutherapia’, el último espectáculo de una compañía que se ha
ganado a pulso el título de leyenda escénica contemporánea. La capital es
amante habitual de los argentinos, por donde ya han pasado 18 veces con sus hilarantes
montajes.
Les Luthiers y muchas de estas producciones, sin embargo, no son pocas. Una trayectoria
de 45 años y un currículo de 33 producciones parecen cifras contundentes a las
que pocos pueden plantar cara. Esta vez, el Palacio Municipal de Congresos de Madrid
acoge, hasta el 21 de octubre, ‘Lutherapia’, el último espectáculo de una compañía que se ha
ganado a pulso el título de leyenda escénica contemporánea. La capital es
amante habitual de los argentinos, por donde ya han pasado 18 veces con sus hilarantes
montajes.
El marco de ‘Lutherapia’ lo componen diez números que giran
en torno a una sesión psicoanalítica entre el psicólogo Murena (Marcos
Mundstock) y su paciente Ramírez (Daniel Rabinovich), preocupado ante un
encargo sobre el músico Johann Sebastián Mastropiero al que no sabe cómo
enfrentarse. A partir de esta propuesta se desencadenan diversas situaciones que
responden al planteamiento clásico de Les Luthiers: una introducción en forma
de diálogo que deriva en un número musical con instrumentos sorprendentes en el
que es difícil no retorcerse de risa en la butaca.
en torno a una sesión psicoanalítica entre el psicólogo Murena (Marcos
Mundstock) y su paciente Ramírez (Daniel Rabinovich), preocupado ante un
encargo sobre el músico Johann Sebastián Mastropiero al que no sabe cómo
enfrentarse. A partir de esta propuesta se desencadenan diversas situaciones que
responden al planteamiento clásico de Les Luthiers: una introducción en forma
de diálogo que deriva en un número musical con instrumentos sorprendentes en el
que es difícil no retorcerse de risa en la butaca.
Memorable la cumbia epistemológica titulada ‘Dilema de amor’ en la que los cinco integrantes fusionan el humor, la música y la
filosofía, número que se sitúa incluso por encima del alto nivel que mantiene
el resto del montaje. Destacable, igualmente, el vals geriátrico ‘Pasión Bucólica’ en la que Jorge Maronna y Carlos Núñez se meten en la piel de dos
ancianas entrañables. Y qué decir del cierre, con un número clásico de Les
Luthiers ovacionado por los seguidores más fieles desde que se anuncia por sorpresa. ‘Lutherapia’ es un espectáculo redondo que se disfruta de principio a fin.
filosofía, número que se sitúa incluso por encima del alto nivel que mantiene
el resto del montaje. Destacable, igualmente, el vals geriátrico ‘Pasión Bucólica’ en la que Jorge Maronna y Carlos Núñez se meten en la piel de dos
ancianas entrañables. Y qué decir del cierre, con un número clásico de Les
Luthiers ovacionado por los seguidores más fieles desde que se anuncia por sorpresa. ‘Lutherapia’ es un espectáculo redondo que se disfruta de principio a fin.
A pesar de que el coste de la entrada es superior
a otros montajes cómicos de la cartelera, el esfuerzo merece la pena con creces. Las caras de
felicidad con las que aplaude en pie el público, tras casi dos horas de
espectáculo, denotan la apreciación por parte de todos los presentes de un trabajo de calidad maestra en la que los juegos de palabras sorprenden por su
virtuosismo y los números musicales por su ingenio sin reposo. Una delicia.
a otros montajes cómicos de la cartelera, el esfuerzo merece la pena con creces. Las caras de
felicidad con las que aplaude en pie el público, tras casi dos horas de
espectáculo, denotan la apreciación por parte de todos los presentes de un trabajo de calidad maestra en la que los juegos de palabras sorprenden por su
virtuosismo y los números musicales por su ingenio sin reposo. Una delicia.