Atlántida Film Fest

La
característica más bella e interesante de los documentales es que sirven como una
pequeña ventana al mundo exterior. Podemos hacer volar nuestra mente y
enriquecerla pero, por desgracia, pocos son los que se atreven a disfrutar de
un género que acaba pasando desapercibido.
Si a ello le sumamos el hecho de que
un montaje dure cerca de cuatro horas, posiblemente
más
de uno pase por alto trabajos de excelente calidad, como es el caso de ‘At Berkeley’, del veterano director norteamericano Frederick Wiseman, que este
año forma parte del Atlántida Film Fest.

Con
más de 250 horas de material y un rodaje de 12 semanas, nos sumergimos en la
prestigiosa Universidad de Berkeley,
en California (Estados Unidos) a través de un resumen en defensa de la educación pública
en el que se refleja el día a día de estudiantes, profesores y
directivos.
Tiempos ajetreados, cómo no,  en los que el centro tiene que ajustar su
presupuesto y hacer balance mientras que los alumnos protestan en el interior de
la biblioteca para no ser privados de una educación de calidad.
Esta vez, el espectador es un mero asistente de lo que acontece. Reuniones donde se reflexiona sobre los fondos que el Gobierno estadounidense les ha
adjudicado, en las que desfilan multitud de propuestas, como la inversión en investigación;
clases de debate sobre cuestiones como la pobreza, el racismo o el liderazgo en las que los alumnos participan expresando su opinión y vivencias, o despachos
en los que se siente la presión estudiantil que lucha por sus derechos. Una auténtica radiografía de la vida
universitaria que más de uno disfrutará al recordar viejos tiempos.

No hay entrevistas, voz en off o guión,
sólo una sucesión de hechos que transcurren en el campus.
Aunque suele ser un punto
que suele favorecer al documental, la falta de planificación facilita la
consecución de errores que, en este caso, aparecen a simple vista, como el poco
cuidado de ciertos encuadres o movimientos de cámara más bruscos de lo
normal, que provocan la desconexión del público entre reflexión y
reflexión.



La
hora inicial puede resultar lenta al presentar diversas
cuestiones aparentemente incoherentes, pero más adelante el metraje fluye de manera asombrosa.
Una experiencia enriquecedora en la que es inevitable entablar
comparaciones con lo que conocemos. 
En este punto será el espectador
quien juzgue, puesto que el realizador no se presta a juicios de ningún tipo, dejando en manos de quien visualiza una serie de ideas que
invitan al debate.



La duración del documental puede
desembocar tanto en el espanto de muchos como en el aturdimiento de aquellos que pongan empeño en
visualizarlo de forma íntegra.
No hay descanso para la mente, siendo inevitable sacar jugo a tantas referencias a temas de actualidad. 
Pese
a pequeños errores, el material no deja de ser brillante. 



Un
trabajo efectivo, reseñable y esencial para todo amante del género
documental.
‘At Berkeley’ pone
sobre la mesa el peso que la educación pública siempre lleva a sus espaldas, más allá de su localización geográfica.