EXTRA! 

Quiso el destino, la suerte o la casualidad que el
reencuentro de una de las figuras hispanas más valoradas del teatro musical con
el público español coincidiera con el día de la patrona de la música, Santa
Cecilia
, la noche del pasado martes 22 de noviembre en el prestigioso Teatro de La Zarzuela, dentro del ciclo de conciertos que el espacio madrileño acostumbra
a ofrecer cada temporada.


Tras años de éxitos en el West End londinense, en montajes
como ‘Los Miserables’ y ‘El Fantasma de la Ópera’, Gerónimo Rauch se lanza a
los escenarios con su primer trabajo como solista, ‘Here, there and everywhere’,
con el que el argentino rinde homenaje a The Beatles
interpretando los
temas más representativos del cuarteto de Liverpool. Un acontecimiento que le
sirvió para llevar a cabo una actuación en la que estuvo acompañado por más de
una decena de músicos que acompañaron la voz cálida de Rauch durante las cerca de dos horas de actuación. La sencillez de la puesta en escena, con apenas un
par de butacas y una lámpara, aportaron desnudez y valor al arte del bonaerense.

No se perdieron el recital actores como Mónica Aragón o
Santiago Segura, ni la responsable de su aterrizaje en España, la directora de
Stage Entertainment, Julia Gómez Cora, para la que el actor tuvo un emocionante
agradecimiento antes de interpretar el número más emotivo de la cita, ‘Gethsemane’,
pieza cumbre del musical que le abrió las puertas profesionalmente a este país, ‘Jesucristo Superstar’. Su formación lírica, sensibilidad musical y elegante
fraseo erizó la piel de aquellos que no dudaron en ponerse en pie tras una
interpretación en la que un trajeado Rauch se apoderó de los sentidos de los presentes.

El goce del público ya había comenzado desde que el artista
saliera al escenario con composiciones como ‘Something’, la primera cara A de
los Beatles compuesta por George Harrison, canción que en principio iba a ser para
Joe Cocker y Jackie Lomax y que, sin embargo, se convirtió en el segundo tema
más versionado de la banda después de ‘Yesterday’, que hizo que Rauch
se bajara del escenario para estar más cerca de sus seguidores.

Al exquisito universo de ritmos y matices musicales del
concierto ayudó la dirección musical de Miguel Ángel Collado, que además se
encargó del piano y los teclados, piezas claves de un engranaje sonoro del que también
formaron parte un contrabajo, un bajo eléctrico, diferentes guitaras,
trompetas y saxos, un fiscorno, un trombón, dos violines, una viola y también un cello.
Cada uno de los músicos se entregó al máximo en una expresión de armonías
comunes que configuraron una actuación espléndida de acústica ejemplar
, siempre a la medida del protagonista de la cita.


Acariciando con mimo el pie de micro, el cantante versionó ‘Don’t
let me down’
, una pieza sobre el temor a ser abandonado que Lennon escribió pensando en Yoko Ono dos meses antes de su
matrimonio, en 1969. Las primeras versiones del disco dieron paso a un
paréntesis en el que el artista sucumbió a la zarzuela, con una interpretación
magistral a viva voz de ‘No puede ser’, de ‘La tabernera del puerto’, en la
que estuvo acompañado del pianista español Edelmiro Arnaltes
, que también formó parte de una casi acústica ‘Maria’, del musical ‘West Side Story’.

Tras exponer su sólido arsenal melódico en ‘The music of the night’ (‘El fantasma de la ópera’), llegó el momento de recordar el musical más épico
que ha acogido la capital en los últimos años, ‘Los Miserables’, tarea en la que estuvo acompañado
de su compañero y amigo, Daniel Diges, con quien compartió aplausos, hace
ya seis años, en el Teatro Lope de Vega. Era fácil cerrar los ojos y volver a
ver a aquel impresionante Jean Valjean que esta vez compartió notas de ‘Sálvalo’ con quien en su día encarnara al combatiente Enjolras.

Cabe decir que el repaso nostálgico que culminó con el famoso
tango (referencia a su tierra natal) de Carlos Gardel ‘Volver’, cuyo estribillo
coreó el público, eclipsó los temas de un trabajo discográfico que se antoja
igual de exquisito. La fusión de la reacción a la desesperanza de ‘Let it be’ y
del canto a la soledad de ‘Eleanor Rigby’ avanzó hacia hits preciosistas e innegables
de la talla de ‘I want to hold your hand’, ‘Hey Jude’ y un ‘Come together’ en el que el arranque con la batería y
el solo eléctrico dieron brillo a la experiencia de quien lleva más de tres
lustros trabajando encima de escenarios de todo el mundo.

Fuera de programa y tras los agradecimientos,
Rauch se atrevió con la conocida ‘Show must go on’ de Queen, que en sus cuerdas
vocales brilló hasta levantar a buena parte de la platea. Honesto en
sus intervenciones y humilde como pocos, Gerónimo Rauch se liberó de corazas en
una noche en la que el público se entregó en la plazuela de Jovellanos, dejando
constancia de que no hay género que se le resista a una garganta prodigiosa.