La fortaleza de una persona se puede medir por la capacidad de reacción ante los golpes más duros que asesta la vida. Pequeños luchadores transformados en héroes comunes enseñan que el obstáculo más grande no tiene por qué ser material. La oscuridad rodea y atrapa. Decidir salir adelante o dejarse arrastrar marca la diferencia que convierte al protagonista en villano de su propia historia.

La sección Atlas de la nueva edición del Atlántida Film Fest presenta a Simon Blake y su ópera prima ‘Still’. Tom Carver (Aidan Gillen) es un padre que acaba de perder a su hijo en un accidente de tráfico. Incapaz de superar el mazazo se refugia en su ruinosa casa al norte de Londres, donde intenta inhibirse de su entorno hasta que unos adolescentes pandilleros la toman con él. En ese momento comenzará su autodestrucción
El director y escritor Simon Blake opta por una atmósfera fría y lúgubre centrada casi exclusivamente en el hogar que ha creado Tom Carver como metáfora perfecta de la psique del protagonista: fachada impoluta con un interior deshecho y húmedo. ‘Still’ es un film sórdido que narra una historia trágica envuelta en una brutal crítica social: la pasividad de los padres hacía sus hijos y el cómo la inimputabilidad de los menores provoca un sentimiento de inmunidad.

Aidan Gillen, que dio el salto a la fama gracias a la interpretación de Meñique en la aclamada serie de HBO ‘Juegos de Tronos’ es el encargado de dar vida a Tom Carver. Cumple con su cometido de manera desigual con momentos sobreactuados, ganando fuerza en las escenas que no requieren diálogo. Cabe destacar el fugaz papel de Sonny Green como uno de los jóvenes gamberros.
Influenciado por las películas británicas de los 90, el tono de la historia se ve reforzado por una banda sonora compuesta para saxofón que suscita un toque decadente que incrementa la sensación de inestabilidad del personaje principal, de las calles inglesas y de los adolescentes que se dejan seducir por la oscuridad de la noche. Una fotografía sólida se adapta a la apatía del día y la brutalidad de la noche.
Simon Blake nos deleita con una obra dura, de esas que dejan poso y margen para la reflexión sobre una sociedad sedienta de cambios. Una crítica a la pasividad emocional y de actuación que va en ascenso, con un comienzo pausado para situar a los personajes en su entorno y de final contundente. ‘Still’ es gran apuesta con buen bagaje que invita a seguir de cerca a su director. 7/10.