Atlántida Film Fest

Dentro
del cine independiente podemos encontrar dos tipos de espectadores: los
conformistas y los experimentales.
En el primer caso, estaríamos ante aquellos
que huyen de lo más convencional, pero que prefieren no ir más allá de lo
habitualmente conocido, de las fórmulas que en su momento les gustaron y que, a
ciencia cierta, siempre les atraerán. Se apartan de cosas nuevas con la excusa
de que pueda ser ‘demasiado raro’, algo en lo que, erróneamente, va implícito el
término aburrido.

Frente
a ellos, tenemos a quienes sienten atracción por las innovadoras experiencias
que les ofrece el séptimo arte. Un eterno debate que resulta bastante propicio
para presentar ‘Of Horses and Men’, el
debut cinematográfico del director islandés Benedikt Erlingsson (que podemos encontrar en la presente edición del Atlántida Film Fest) por el que se llevó el Premio Nuevos Realizadores de la última
edición del Festival de San Sebastián.
Conviene recalcar que resulta un tema muy propicio, ya que, probablemente,
decir que estamos ante un largometraje islandés hará que muchos prefieran
obviarla por ser un tipo de cine que aún nos resulta desconocido.
Es cierto que
a España llega muy poco material de este país, por lo que, a estas alturas, no
sabemos cómo trabajan en el norte y todo lo que caiga en nuestras manos,
partirá irremediablemente de algo que nos parece exótico cuanto menos.
Con
esta premisa profundizamos en un relato que simplemente es contemplativo. La
unión del hombre con la naturaleza salvaje, su dominio.
Varias historias
cotidianas, aparentemente inconexas, que desfilan ante los ojos del
espectador mostrando las similitudes entre el humano y el caballo en
cuanto al amor y la muerte. Sin
profundizar en ninguno de los personajes, Erlingsson invita a sentir, disfrutar
visualmente, padecer e incluso incomodar. No hay pretensiones, siendo una producción sencilla a nivel narrativo a la vez que sutil y original.


Ingvar Eggert Sigurðsson experimenta en primera persona la muerte de su más fiel compañera, una yegua a la
que trata como si fuera su propia hija,
siendo el personaje que más desarrollo
tiene en la trama al pasar del sufrimiento por la pérdida al encuentro de un
amor que le proporciona la actriz danesa Charlotte
Bøving
. Otro de los papeles a destacar es el del actor colombiano Juan Camillo Roman Estrada, que comienza aportando cierto toque de comicidad para acabar luchando por sobrevivir en el duro paisaje nórdico.

Islandia es uno de esos
parajes desconocidos que parecen pertenecer a otro mundo. El director de fotografía, Bergsteinn Björgúlfsson, realiza un trabajo sobresaliente mostrando un escenario sublime a la
par que terrorífico
. Pese a que la figura del caballo siempre ha sido bastante
agradecida ante la cámara, los planos detalle expresan más allá de lo que
comúnmente solemos ver. Texturas y colores delicadamente tratados, con miradas
enigmáticas y reflejos de una naturaleza salvaje en todo su esplendor, al son de
una banda sonora sustentada en música folk.
Una de las figuras más destacadas del teatro en Islandia, Benedikt Erlingsson, se arriesga de
forma prodigiosa a tomar las riendas del séptimo arte con una obra con aires de
documental que reflexiona sobre las relaciones entre los humanos y los
caballos, el instinto, la supervivencia, el amor y la muerte.