EXTRA!
‘Hombres de 40’ es una divertida producción que narra la historia de varios personajes que se unen en un lugar común: un gimnasio de barrio. Los protagonistas, que rondan o están ya entrados en la cuarentena, luchan para superar los baches que se les presentan en sus vidas. Una comedia que arrancará más de una carcajada en el Teatro Marquina.
Con la muerte de su padre, al que no estaba muy apegado por abandonarle de pequeño, Carlos, un arquitecto que sufre la ‘crisis del ladrillo’ y su hermano Santi, un cura que se está replanteando su vocación, heredan una parte de un gimnasio situado en Madrid. La otra parte del viejo local le pertenece a una amiga de la infancia de Santi, hija del mejor amigo de su padre.
La trama arranca en el momento en el que Carlos decide vender su parte del gimnasio, algo a lo que Eva se niega, proponiéndole la reforma del local. Desde este momento, y como si de un ring de boxeo se tratase, cada personaje luchará por sus sueños. Carlos, en plena crisis matrimonial y laboral, tratará por todos los medios de convencer a Eva para vender el gimnasio, encontrando un aliado en el excéntrico marido de su amiga.
El texto trata con humor y delicadeza un buen número de situaciones dramáticas como la lucha contra el cáncer, el divorcio y la pérdida de identidad. Es una obra ligera, con falta de ritmo en ocasiones y con un final predecible. A pesar de ello, se trata d una producción entretenida en la que el público que ronde o haya superado los 40 conectará fácilmente con los personajes y se sentirá identificado con las situaciones interpretadas.
Destaca la puesta en escena y el trabajo actoral, con una interpretación formidable de Santiago Nogués en el papel de Santi, que hace pasar buenos momentos al espectador. No pasa desapercibida la experiencia de Roberto Álvarez, con una seguridad aplastante dando vida al personaje de Carlos.
La escenografía es muy realista, recreando con acierto el gimnasio dedicado al boxeo. El vestuario es correcto y el ‘golpe de campana’ de los rounds de boxeo, para indicar el cambio de fecha y poner en contexto al espectador, es un buen efecto. La carcajada está asegurada durante la hora y media que dura la obra de Eduardo Galán.