EXTRA! 

Gritos, reproches y el malestar de una familia desestructurada a la que la vida se le hace cuesta arriba por la precaria situación económica en la que viven. Así es ‘El malestar que insiste, la obra escrita y dirigida por Eduardo Recabarren que puede verse los jueves en la sala off del Teatro Lara.

Laura Cepeda,
Víctor Martínez, Camino Texeira
y Rodrigo
Poisón 
ponen en pie una historia que concentra en tres días la crisis de una familia
madrileña que se sostiene sobre la madre, después de que su marido la
abandonase. Ella será quien tenga que sacar adelante a su hijo Rufino, un adolescente en busca de trabajo sin ninguna perspectiva de futuro.

La desazón se
produce en
conversaciones cotidianas que acaban volviéndose agresivas en el comedor de la casa familiar, único escenario de una trama que se divide en dos partes claramente diferenciadas. 
Una
primera en la que
Federica (Laura Cepeda), una madre preocupada en exceso por su hijo Rufino (Víctor Martínez) y por su hermana Clara
(Camino Texeira)
, que sufre una
depresión y pasa el tiempo pintando cuadros que Federica vende a sus amigas.



Quizá por las
circunstancias que complican la convivencia, la madre no deja de invadir
constantemente el espacio de su hijo y de su hermana, lo que genera en una serie
de discusiones habituales entre ellos. Esta primera parte acaba
con un monólogo intenso y desgarrador de la anfitriona de la casa que deja ver sus sentimientos y frustraciones.


La segunda parte comienza con la desaparición de Federica, hecho que da pie a la aparición del cuarto personaje en discordia, que mucho tiene que ver con el
malestar de los personajes. René, el padre de Rufino (Rodrigo Poisón), es un hombre que ha rehecho su vida al que le
gusta tomarse más de una copa. Tras dejar de lado a su familia por irse a trabajar a Cuenca, aparece en el momento clave para intentar recuperar a su hijo.

‘El malestar que insiste’ es una comedia agridulce de 75 minutos de duración que consigue hacerse con la atención de un espectador interesado en averiguar los motivos que
llevan a los personajes a comportarse de cierta manera. Un drama familiar con tintes cómicos que
deja muchas cuestiones en el tintero,
provocando que el público lleve a cabo su propia
interpretación de los problemas que surgen en escena.


Cabe
subrayar la labor de unos actores que transmiten una naturalidad encomiable a través de un guion incómodo
con ágiles cambios de registro que generan situaciones verosímiles repletas de tensión y emoción. Se trata, en definitiva, de una tragicomedia que perfectamente
podría retratar a cualquier familia española de la actualidad.