EXTRA!



Es
innegable que existen grandes cineastas que han pasado a la historia por
filmografías únicas, pero ninguno de ellos tan enigmático como el estadounidense David Lynch.
Mientras que unos le consideran
todo un maestro de la cámara, otros sufren de esa especie de síndrome de
incomprensión
ante piezas que exigen la máxima atención del espectador. Quizá
este sea el verdadero destino de los más ilustres artistas, pero lo cierto es que Lynch no se cierra al ámbito cinematográfico, cultivando ciertas facetas que ya quedaban delatadas en sus
primeras obras. Los realizadores Jon Nguyen, Rick Barnes y Olivia
Neergaard-Holm
debutan en la dirección con un documental que profundiza en la
identidad más personal del creador. ‘David Lynch: The art life’ llega a la cartelera española este viernes 31 de marzo para deleite de
seguidores y cinéfilos que quieran acercarse a su intimidad.



Esta
coproducción entre Dinamarca y Reino Unido describe un profundo viaje que
explora el alma del director.
Un retrato que conecta episodios de su vida, mostrando la
verdadera identidad de un hombre que en su juventud deseaba dedicarse al arte
pictórico.
Él mismo acompaña al público por un fantástico
recorrido en el que apenas se dedica tiempo a su trayectoria fílmica, ni tan siquiera a sus primeros cortometrajes, en donde queda
totalmente implícita su visión artística. Y eso es lo único que se
echa en falta en un viaje por las memorias, colores y texturas
de un ser aparentemente inaccesible.


Criado
en el libre albedrío por unos cariñosos padres, se vio afectado por
una familia en constante movimiento. Como un nómada por Estados Unidos, la
idílica infancia que relata el creador dio paso a una adolescencia
rebelde influida por las malas compañías. Una etapa que vivió prácticamente a
la deriva entre constantes decepciones hasta que conoció al
padre de un amigo que le inspiró y le infundió la suficiente curiosidad por el
arte como para sentirse conmovido y motivado
hasta el punto de saber, por fin,
cuál era su destino. Este camino curvilíneo que él mismo narra entre anécdotas, aunque omitiendo ciertos
detalles a consciencia, le llevan a su etapa en Filadelfia, cuando se matriculó
en la Pennsylvania Academy of the Fine Arts (PAFA), emprendiendo su independencia
junto a su compañero de piso y también artista Jack Fish.


Entre
sus inquietudes, reconoce la ambiciosa aventura de trasladarse a Austria para estudiar
con el pintor expresionista austriaco Oskar Kokoschka, aunque por falta de
liquidez tuvo que regresar a casa en tan sólo dos semanas. Desde
ese instante, el documental adquiere un tono más sentimental, adentrando al
espectador en el noviazgo con Peggy Lentz, con quien tuvo a su primera hija, Jennifer Chambers Lynch, que siguió los pasos de su padre al convertirse en
directora de cine
y que el próximo año estrenará ‘A fall from Grace’, en cuyo reparto aparece su hija, la actriz Sydney Lynch, y el
mismísimo David Lynch, aparte de rostros conocidos como el actor británico Tim Roth o
la española Paz Vega.

Con
un tono contemplativo y una atmósfera sombría, reflejo del misterioso aura del cineasta, el director de fotografía Jason S., que formó parte de la
producción del ambicioso documental ‘LYNCH’ en 2007, realiza una fantástica
labor hasta forjar una perfecta ambientación que logra resaltar el trabajo ante
el lienzo.
Por su parte, la colaboración del compositor Jonatan Bengta se
encarga de trazar un nexo entre el interesante material de
archivo, que muestra a Lynch en plena efervescencia juvenil, los
fragmentos de una entrevista en su taller y la expectación ante
las curiosas creaciones de quien se declara un gran amante de la pintura.

Con dos
nominaciones en los festivales de Londres y Venecia, ‘David Lynch: The art life’ se convierte en un metraje indispensable para todo cinéfilo y, sobre
todo, para quien desee profundizar en una parte del mundo más íntimo de
uno de los cineastas más destacados de la postmodernidad cinematográfica. Aunque
Nguyen, Barnes y Neergaard-Holm consiguen aproximarse a la oscuridad más
siniestra del hermetismo, ellos mismos son conscientes de los secretos que
guarda el autor, finalizando su obra con los principios del rodaje
de ‘Cabeza borradora’, una película de culto con la que arrancaría una de
las trayectorias fílmicas más atractivas de las últimas décadas.