EXTRA!



No es ningún secreto el
hecho de que la amistad sea el tipo de amor más honesto que existe.
Los
intereses, dependencias y errores se asumen como normales entre amigos y
quedan difuminados por una relación sentimental en la que el mutuo deseo de entrega se convierte en una prioridad. 
La obra de teatro ‘Mientras tanto’, dirigida por el
dramaturgo
Miguel Ángel Cárcano y
escrita por
María Inés González, versa
sobre esta premisa. 



Tres protagonistas
femeninas tan distintas como complementarias presentan sus anhelos, miedos e
indecisiones en una comedia dramática que defiende, ante todo, la
permanencia de un vínculo forjado a través de los años
, de la cotidianidad y de
las epifanías que se van entremezclando en el devenir vital.


Bañada en tonos
agridulces, la obra (que se representa en la Sala Off del Teatro Lara los jueves de julio a las 20.15 h. y los de agosto a las 22.15 h.) delimita un recorrido por las diferentes etapas de la
amistad
que, en definitiva, no consiste más que en seguir al lado del otro, pese
a todo, con las trabas que la vida fija en nuestro camino y con aquellas
que nos ponemos nosotros mismos.


Carlota
(Rocío Vidal), Emilia (Marta Romero) y
Ana (Marta Naharro) se presentan como figuras estereotípicas que representan sus manías en una serie de situaciones comprometidas  en las que sale a
relucir el carácter de cada una. La
exigencia ante uno mismo, el libre albedrío y las ansias de volar sin el coraje necesario para hacerlo delimitan los tres ángulos de una relación
inquebrantable.

Una escenografía
minimalista en la que el reloj marca el cambio de escena se muestra en consonancia con una obra tan real como la vida misma, ubicando a los espectadores ante un reflejo de
sus propias vivencias. Las interpretaciones, profundas y sinceras, revelan la evolución de una generación cada vez más desorientada, entre frustraciones y
responsabilidades, que encuentra el consuelo en el calor del afecto. La producción pone
de manifiesto cómo madurar significa, en muchas ocasiones, descubrir que los adultos no dejan de ser niños perdidos que han
crecido.
Pese a contar con un despliegue real de sentimientos, el montaje falla al no marcar un hilo conductor que una las situaciones que presenta. Las escenas resultan anodinas por su excesiva familiaridad y las interpretaciones no logran salvar un guión que carece de enganche. Se trata, en definitiva, de una obra con vocación de trazar un profundo análisis generacional, especialmente de sus mujeres, que deviene en un entretenimiento
sencillo que sabe a poco si pensamos en lo que podría haber dado de sí.