Atlántida Film Fest



Algunos padres se sienten orgullosos de sus hijos cuando
realmente no saben nada de sus vidas. De esta oscuridad y de una siniestra doble vida
adolescente nos habla el director japonés Tetsuya Nakashima en su nueva película, ‘The World of Kanako’
, cinta que forma parte de la sección Atlas de la nueva edición
del Atlántida Film Fest. Con la euforia como protagonista, se convierte en la
única representante de Japón en el festival.

Basada en la novela ‘Hateshinaki Kawaki’
de Akio Fukamachi
, el film nos habla de Akikazu Fujishima (Koji
Yakusho)
un expolicía alcohólico que dejó su trabajo y se divorció de su esposa tras golpear brutalmente a su amante.
Convertido en el vigilante de una tienda de conveniencia,
cae en la desesperación y saca su mal carácter a la mínima oportunidad, algo que le lleva a ser el principal sospechoso de un asesinato. Mientras lidia con el detective Asai (Satoshi Tsumabuki), su exmujer (Asuka Kurosawa) le llama para contarle que su hija Kanako (Nana
Komatsu)
ha desaparecido sin dejar rastro. Fujishima comienza una
ardua investigación que
sacará a la luz la verdadera vida de la niña, rodeada de drogas y prostitución
en un mundo en el que nada es lo que parece.
La película se abre con una breve introducción en la que se muestra de forma frenética la vida de los
jóvenes en la sociedad japonesa, frenesí que acompaña al espectador hasta el final de la cinta. Los conocidos saltos temporales del autor se presentan entre multitud de cortes que nos llevan del presente al pasado en tres espacios temporales diferenciados.

El uso excesivo de flashback y flashforward provoca que el hilo
narrativo se pierda hasta el punto de dejar cabos
sueltos que impiden que parte del elenco protagonista encuentre su lugar en la historia. 
Uno de esos papeles malogrados es el del
actor
Jô Odagiri, presente sólo al final de la producción, apareciendo de la
nada y dejando de lado la supuesta importancia del detective
Asai.

Cabe destacar la soberbia interpretación de Koji Yakusho,
que en esta ocasión nos sorprende con su lado más violento
recordando al famoso actor coreano Choi Min-sik en su
aclamado papel en ‘Old Boy’. Sobresalen la jovencísima Nana Komatsu y su compañero Hiroya Shimizu, quienes a pesar de su juventud denotan una profesionalidad intachable cargada
de registros que se acoplan a la perfección a las necesidades del proyecto.
Otro de los grandes aciertos del film es una banda sonora presente en los momentos adecuados, ayudando a recrear ese aire
grindhouse de los 60 desde el primer minuto.
Mezclando animación de estética manga con imágenes reales o
sangre artificial que salpica a la cámara, se percibe un claro homenaje a su
compatriota Takashi Miike y al americano Quentin Tarantino.
Que nadie conoce a nadie y que no podemos saber quién es realmente la persona que tenemos sentada al lado o aquellas a las que amamos
es el mensaje que sobresale en una trama agridulce y cargada de
violencia durante sus dos horas de duración. Una película que a
pesar de su desorientación consigue entretener y que, como ya es
costumbre que hagan las obras de Nakashima, no dejará indiferente a nadie. 6/10.