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En ocasiones, la frontera entre el enamoramiento y la desilusión se encuentra diluida entre las fascinantes notas de aquellos cantautores que deciden involucrarnos en la historia de su vida. Dibujando así entre corcheas anécdotas sobre la pasión, ejercen un magnetismo inigualable sobre todos aquellos que deciden convertirse en testigos de sus composiciones. Rafa Pons es uno de esos cantautores. Y el pasado viernes 6 de marzo lo demostró en el escenario del Teatro Barceló con su banda de siempre, entre cientos de aficionados que aclamaban su nombre en la presentación de su último álbum, ‘Disimula’.


Conocido por su estilo provocativo, atrevido y pícaro, el músico catalán arrancó el directo con ‘Las demás’, tema de su nuevo trabajo, en el que revela su inevitable fijación por la belleza de las féminas que le tientan y le apartan de lo realmente importante. Alejándose de la intimidad de sus primeros conciertos en la capital, el cantautor dio las buenas noches embaucado en la energía rocambolesca de su banda antes de que sonara ‘El último pedazo de pastel’. Sin olvidar las continuas apelaciones al sexo y al rock and roll, el artista presentó el primer tema del disco, en el que reivindica la ‘Libertad’ de cada uno de hacer y pensar lo que quiera, defendiendo la autenticidad y la personalidad.




Pese a la habilidad innata del catalán de convertir lo más común en travesura, hizo gala de su rencor y nostalgia rescatando canciones de ‘Insisto’ y ‘Mal te veo’, donde temas como ‘Algo de tiempo’ o ‘Nieve en la ventana’ muestran el lado más doloroso y romántico de sus composiciones. Reconquistando un ‘Supongo’ que remitió a la versión tocada con Aurora Beltrán, sedujo al teatro con el impacto inminente de su voz rasgada.

Acompañado de la presencia de su cantautor y amigo Luis Ramiro, el vocalista presentó ‘Amores binarios’ volviendo a hacer gala de sus versos agridulces, de las ecuaciones inconclusas, del querer y no poder. Para no perder el sentido del humor y el toque absurdo de algunas de sus letras repletas de pensamientos propios tocó ‘En ti’, jactándose de las incómodas preguntas que surgen en la vida de pareja.

Exponiendo los temas de ‘Persona, animal o cosa’ y dando luz verde a la inevitabilidad de ‘Que pasen cosas’, el cantautor inundó el escenario con felicidad al tararear el inconfundible sonido del reloj biológico que indica que llega la hora de bailar y dejar la noche fluir. Sin olvidar los temas de su último disco, Pons cerró la primera parte de la cita con ‘Bobo’ y ‘Estupenda’, promocionando el lanzamiento de un videoclip protagonizando por la atractiva stripper Chiqui Martí.

Promoviendo el final de ‘Una fiesta en paz’, la última parte del concierto destacó por la visita a su querida Buenos Aires, en la que aprendió tantas nuevas palabras y tuvieron lugar tantas confusiones que se vio obligado a crear una canción que reflejase todas las diferencias lingüísticas llamada ‘Follón Kilombo’.

Motivado por un ‘Malaputa’ siempre malintencionado pero bien recibido, el público bailó ante el compás jocoso de la coreografía del rencor. Despidiéndose con uno de sus temas más aplaudidos, en el que defiende que el amor puede encontrarse en los lugares más insospechados, narró la inolvidable anécdota de ‘La mosso’, que alzó las palmadas y el ánimo del público a su máximo esplendor.

Un ‘Voy persiguiendo la luna’ siempre tajante dio fin al directo del cantautor catalán que, revelando que una noche de primavera puede ser tan picante, nostálgica y enternecedora como el ritmo de sus acordes y traduciendo al optimismo el encaje de sus notas, consiguió pincelar el Teatro Barceló con la innata virtud de aquellos pequeños artistas que con sus obras consiguen crear el gran hechizo de la seducción.