EXTRA!

© Josep Bartoli | El Mono Libre | Actes Sud
Hablar de memoria histórica es hacerlo de justicia social. Poner en su
sitio las vivencias, las emociones y los recuerdos familiares de millones de
personas que sufrieron –y sufren– ante la ferocidad de la guerra.
Hablar de
memoria histórica es una cuestión humanitaria, independientemente de las
ideologías y de las sensibilidades de quien opina, recordando que quienes
escriben las crónicas de la historia lo hacen desde un lado pocas veces
objetivo y a menudo destacando los datos que beneficia a la patria que
glorifica el que firma el contenido.

En el año 2018, muchos nos conmovimos con el documental de Almudena Carracedo y Robert Bahar, ‘El silencio de
otros’
, en el que se reflexiona sobre la lucha silenciada de las
víctimas del interminable régimen franquista en España, poniendo en primer
plano la historia de aquellos que siguen buscando justicia incluso fuera de
nuestras fronteras. Esta pieza, premiada en festivales como el de Berlín o en los mismísimos Goya, reactivó por un tiempo la
cuestión de la Memoria
Histórica
, gran deuda de un país en el que sólo han podido ser
identificados el 0,2% de los 130.199 individuos que se estima que fueron
asesinados en la dictadura.

Tiempo después, nuestra pasión por los proyectos editoriales
independientes hizo que nos cruzásemos con ‘La Retirada’,
un libro publicado por El Mono Libre en el que se cuenta
la historia del dibujante Josep Bartoli,
uno de los españoles que tuvo que huir de España en febrero de 1939 para evitar
las represalias franquistas.
Así, su sobrino Georges
Bartoli
revela la crónica apasionante de un hombre que convirtió su
lápiz en su única arma de lucha para expresar el odio con el que fueron
recibidos aquellos españoles en Francia, nuestro país vecino.

El relato de Laurence Garcia
se acompaña con el valiosísimo cuaderno de dibujo que Bartoli pudo esconder en la arena de los campos de concentración,
a
salvo de la crueldad de todo un sistema del que aún queda mucho que decir. El que
fuera uno de los fundadores del Sindicato de Dibujantes de la Unión General de Trabajadores (UGT), así
como un partidario convencido de la República, cruzó la frontera el 14 de
febrero de 1939 y acabó encerrado en una serie de campos hasta lograr conseguir
huir y refugiarse en París.

© Josep Bartoli
Aunque este es sólo el principio de su historia, es en esta primera
parte en la que se centra un título del que la editora Ana García D’Atri nos
cuenta que «fue un hallazgo publicado hace 12 años en Francia, con reediciones
continuas. De alguna forma ha sido un regalo, porque cuando lo descubrí en los
museos de la memoria de Francia nunca pensé que podría seguir inédito en
castellano y en catalán. De hecho, en todas las librerías se referían a Josep Bartoli como el gran dibujante de
los campos de concentración, un dibujante de Barcelona del que yo no había oído
hablar hasta ese momento».

García D’Atri asegura que «la búsqueda de huellas de la memoria del exilio nos
condujo hasta él y consolidó nuestro compromiso por dar a conocer nuestra
historia a partir de testimonios.
Tiene mucha relación con nuestro segundo
título publicado, ‘Las mamás
belgas’
, de Sven Tuytens«.
Otra recomendación a tener en cuenta.

Ambos libros forman parte del cuidado catálogo de El Mono Libre, una editorial que «surge desde la fascinación por
proyectos existentes en otros países y aún no frecuentes en España. Buscamos
libros de cine y memoria histórica un tanto singulares y los estamos
encontrando».
En plena expansión internacional, la editora asegura que «las
editoriales independientes son imprescindibles para garantizar la libertad de
expresión y una cierta libertad respecto al mercado. Publican libros que nacen
de la pasión por un tema, un concepto, una forma, un estilo o una escritura. El
objetivo de sus catálogos no es tanto el de vender como el de propiciar
descubrimientos a los lectores».

Descubrimientos como el extraordinario cuaderno de dibujo de Josep Bartoli, que García D’Atri consiguió al localizar al sobrino del dibujante
gracias a la ayuda de un librero de Perpiñán.
Fue el mismo Georges Bartoli quien allanó el camino para que El Mono Libre pudiera publicar los dibujos que su tío escondió en
los campos donde hacinaron a 500.000 republicanos españoles.

© Josep Bartoli
Adquirir un ejemplar de ‘La
Retirada’
, que fue presentado el pasado mes de septiembre en el Senado y ya va por su tercera edición, es apostar por aquellos
proyectos editoriales independientes que dan salida a títulos excelsos, como
hacen Ana García D’Atri y Jaime Gona,
al mismo tiempo que se
descubren las historias y los nombres de quienes lucharon hasta el último
aliento por lo que consideraban justo.

La memoria de Josep Bartoli
también ha dado el salto a la gran pantalla con  ‘Josep’, una producción de
animación francoespañola que fue presentada en la prestigiosa Sección Oficial del Festival de Cannes
bajo la dirección del ilustrador Aurel.
En sus 74 minutos de reflexión y denuncia se adivina el propósito de poner en
valor la lucha de los exiliados españoles a la par que se lleva a cabo un canto
a la esperanza.

El título, que recientemente se alzaba con el premio César a la mejor
película de animación del año,
 ya se encuentra en Filmin para disfrute de los
suscriptores de la famosa plataforma. Yendo más allá de la vida del dibujante en los
campos, el espectador conoce la profunda conexión que este tuvo con Frida Kahlo en México.


Las voces de Sergi López y
de Silvia
Pérez Cruz
sobresalen en una pieza deliciosa, con técnicas de dibujo
tradicional, en la que los sentimientos abundan
y donde el alma de Pérez Cruz, a la que tuvimos el gusto
de disfrutar hace pocas semanas en la presentación de su ‘Farsa’ en el Teatro Coliseum, impregna de fuerza y
sensibilidad una banda sonora en la que ‘Todas las madres del mundo’ (con texto de Miguel Hernández) sobrevuela
el metraje como una oración.

La misma artista tuvo el honor de recoger el Premio Lumière 2021 (los Globos
de Oro
franceses) por la música del filme,

lleno de imágenes desdibujadas y recuerdos en los que la misma artista pone voz
a todos los personajes femeninos por decisión del director.

Desde los bajos fondos de Barcelona en 1910 hasta la Nueva York de los
90, ‘Josep’ sumerge al espectador en
la miseria y las represiones del franquismo, recordándonos que el arte siempre
estará ahí para salvarnos,
como un golpe sobre la mesa que vaticina que será
cuestión de tiempo que reparemos y reconozcamos las miserias de la guerra para
hacer justicia y calentar las manos de quienes esperan y necesitan que sus
padres, tíos y abuelos puedan ser recordados, enterrados y reconocidos.
Insistimos: es una cuestión de humanidad.