NOCTURNA 2015



‘Liza, the fox-fairy’ nos ha conquistado.
El fantástico debut del director húngaro Károly Ujj Mészáros daba el pistoletazo de salida a la jornada
del jueves del Nocturna, metiéndose en el bolsillo a un público que estallaba en constantes risas ante la
estupenda comicidad de una producción que combina romance, fantasía y humor
negro a partes iguales.


No
es de extrañar que la producción recibiera el premio a la mejor película en el Festival de
Fantasporto
(Portugal), con una trama absolutamente estrambótica y llamativa que
se centra en la vida de Liza
(Mónika Balsai)
, una enfermera de 30 años que cuida desde hace mucho tiempo
de Marta (Piroska Molnár), la viuda
del embajador de Japón en Hungría. Su único amigo es Tomy Tani (David Sakurai), un cantante de pop japonés de los años
50 al que sólo ella puede ver.
En su cumpleaños, la joven disfruta de dos horas
libres para poder ir a comer una hamburguesa a un restaurante de comida rápida
a la espera de encontrar su verdadero amor, tal y como cuentan los libros
nipones que lee. 



Sin embargo, el fantasma del artista desea tenerla sólo para él, por lo que decide matar a la anciana, que deja su piso en
herencia a Liza con el fin de que
sea el hogar que comparta con su futura pareja. Sospechosa de asesinato y sin
trabajo, empieza a compartir piso con el agente de policía Zoltán (Szabolcs Bede Fazekas), que se encarga de vigilar cada uno
de sus pasos.
La suerte juega en contra de la protagonista, que ve cómo sufren
cruelmente sus pretendientes, llegando a pensar que sufre la leyenda
asiática de las fox-fairies.

Con
una decena de cortometrajes y una extensa carrera en el mundo de la publicidad, Ujj nos sumerge en una narración elaborada con buen gusto y un imaginario de calidad. Un ejemplo de la
renovación del cine húngaro, que cambia los discursos cargados de crítica social por temas más livianos, enfocados a un
público más comercial. La idea, inspirada en los cuentos japoneses con
los que el autor disfrutó durante un festival de cortometrajes en Nasu (Japón) hace nueve años, reúne una magistral combinación de géneros tejida a partir de chistes ligeramente macabros que, aunque deriva en un desenlace bastante
predecible, conquista al espectador con su diversión, dinamismo y riqueza
visual.



Su
sorprendente puesta en escena recuerda fácilmente a las obras del realizador
francés Jean-Pierre Jeunet, al igual
que su entrañable protagonista, Liza,
a ‘Amelie’.

Balsai se pone en la piel de una
tímida mujer idealista que despliega bondad y dulzura en su estupenda
interpretación, formando un trío verdaderamente carismático, caricaturizado y
bien construido junto a Sakurai y Bede Fazekas.

Ambientada en la Hungría capitalista de los años 60, la
cinta posee unos decorados en los que cobran importancia hasta los más pequeños
detalles, producidos por efectos CGI muy leves. La iconografía japonesa se
funde a la perfección con el ambiente occidental, aunque el trabajo del director
de fotografía Péter Szatmári se
aprecia en su máximo esplendor en la parte más onírica de la
cinta
, en donde saca gran partido a los colores de la naturaleza.



Desde los mismos créditos iniciales al son de una alocada
banda sonora, nos damos cuenta de que
‘Liza, the fox-fairy’ es una
película diferente.
Casi 100
minutos de metraje que transcurren entre el estallido de las risas y los
aplausos del público
, poniendo en evidencia el esplendor del cine húngaro, que rara vez llega a a las salas españolas.