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El Teatro Reina Victoria de Madrid acoge un musical clásico recomendable para todos los nostálgicos del folclore español y amantes del género. Desde que se estrenase en diciembre de 2006, la compañía de la Sala Tribueñe ha representado ‘Por los ojos de Raquel Meller’ en teatros españoles de ciudades como Barcelona, Zaragoza, Palencia o Ávila, para regresar en el presente a la capital con una producción mayor.
La cupletista española Raquel Meller vuelve a los escenarios para recordarnos la cultura popular española. Con un maquillaje marcado, vestuario auténtico de la época y una puesta en escena que transporta a la Barcelona de la primera mitad del siglo XX, el público se encuentra ante la historia de Paquita, una costurera que arregla los trajes de lentejuelas y bordados de sus admiradas artistas. Gracias a una de ellas, la joven conseguirá darse a conocer hasta cosechar éxitos en el mundo entero.
Con una pequeña orquesta en directo, la actriz protagonista, Maribel Per, deleita al público entonando canciones populares como ‘La violetera’ o ‘El relicario’. Aun transmitiendo fragilidad y delicadeza, el personaje evoluciona para dejar a un lado su timidez y desbordar confianza y seguridad en sí misma. Una mujer de carácter que llegó a relacionarse con importantes figuras, como Mussolini o el rey Alfonso XIII, sin dejarse intimidar por nadie.

Carmen Rodríguez de la Pica, Chelo Vivares, Rocío Osuna, Belén González, Badia Albagati, Pablo Rossi e Iván Oriola completan el elenco. Grandes voces e interpretaciones que, junto a la actriz principal, hacen un repaso durante más de dos horas por cuplés y canciones populares de Madrid, Valencia o Barcelona.
El desdoblamiento de los actores hace que sea algo complejo seguir el desarrollo de la obra pero, gracias a la buena interpretación del elenco, el espectador retoma el hilo de la historia hasta trasladarse a los primeros años del siglo XX.
Dirigido por Hugo Pérez y producido por Juanjo Seoane, ‘Por los ojos de Raquel Meller’ da a conocer la vida y logros de una tonadillera de origen humilde que fue una adelantada de la época en cuanto al papel de la mujer. El montaje muestra sus alegrías y sinsabores consiguiendo, con el aspecto vivaz de sus intérpretes y la simpatía y guiños cómicos que proyectan, hacer que destaque la parte más amable. Un musical con esencia, garra y fuerza que nada tiene que ver, pero tampoco que envidiar, a los títulos musicales que se programan habitualmente en la Gran Vía.