EXTRA!

La obra de Fernando Fernán Gómez estrenada en 1982 con enorme éxito, ‘Las bicicletas son para el verano’, revive en el teatro que lleva su nombre en la capital.
Esta crónica del Madrid sitiado por
la Guerra Civil vuelve a las tablas para celebrar los 40
años de su primera representación en este mismo espacio. Y lo hace por todo lo
alto, con un elenco de lujo, en la sala grande y con gran aceptación por parte del
público.


La pieza teatral creada por el conocido actor, director,
dramaturgo y escritor, que fue llevada al cine por Jaime Chávarri en 1984, narra la historia de una familia relativamente
acomodada que ve cómo su vida cambia radicalmente con el transcurso de la contienda.

La de ellos y la de sus vecinos, gentes de diversas ideologías y posiciones.
Todos ellos vapuleados por la lucha armada, por el hambre que sufren debido al asedio
de la ciudad, por sus sueños frustrados y por la gran alteración que supondrá en
su existencia.

La familia protagonista está formada por don Luis, cuyo
papel desempeña Patxi Freytez en un
ejercicio de gran versatilidad y capacidad de transmitir mucho con muy poco
; su
esposa Dolores, representada por Llum
Barrera
en la piel de una madre dedicada; la hija Manolita, idealista
empedernida en manos de Teresa Ases,
y Luisito, cuyo papel desempeña Álvaro
Fontalba,
adolescente que se hace mayor durante la guerra y que ve cómo la
vida cambia para siempre. Destaca también María Beresaluze en el papel de sirvienta.

Lejos de los argumentos fratricidas y del rencor entre bandos, la obra nos acerca a la realidad cotidiana del pueblo que se ve
envuelto en una guerra. Cada uno con sus ideologías, muchas veces enfrentadas,
desean que la lucha termine lo antes posible y se ayudan en lo que pueden.
Mientras unos pocos deciden el devenir de los acontecimientos, los ciudadanos aguantan las penurias de una ciudad bloqueada. Y la fraternidad
aflora.


En su cuidada escenografía son los propios actores los
que van moviendo los elementos para poner al público en situación. Quizá
se echa de menos algún detalle más arriesgado, algo menos evidente, pero lo
cierto es que el montaje funciona.
Lo mismo pasa con el vestuario y el atrezzo.
Reflejan fielmente una época, pero ya hemos visto tantas veces esta
representación fiel que quizá el tema pide algo más transgresor.

‘Las bicicletas son
para el verano’
 trata de la humanidad y de cómo la guerra trunca los sueños
de mayores y pequeños. Luisito ya nunca tendrá la bicicleta que pedía en el
verano del 36 y, como dice su padre, el estío como representación de libertad y
disfrute tardará en volver a España muchos años.
Esta pieza de estilo
costumbrista, cargada de humor, tierna y dramática al mismo tiempo, nos muestra
delicadamente lo inhumano e inútil de las luchas armadas. La muerte, el
declive, la derrota y la sumisión están tan presentes como la alegría, la
ilusión, la esperanza y la vida.
La versión que podemos disfrutar en el Teatro Fernán Gómez, dirigida por César Oliva, permanecerá en cartel hasta el próximo 30 de abril, con
entradas que oscilan entre los 14 y los 16 euros. Además, el día 21 tendrá
lugar un encuentro del elenco con el público, con motivo de la
celebración de La Noche de los Libros.
Una oportunidad para acercarse a la historia más reciente de un país que se rompió en
pedazos y aún sigue recomponiéndose.