EXTRA!

Mejoras considerables y algún que
otro desliz.
Así podría definirse la vuelta de ‘Hoy no me puedo levantar’ a la Gran Vía madrileña. Así, al menos, para el que en su día fue un férreo seguidor
del espectáculo musical con el que se acercó a un género que hoy ama y que, por
ello, es más exigente con lo que ve en escena, sobre todo por sinceridad con el público que llega a
pagar 80 euros para ver el montaje desde el patio de butacas.

El estreno de ‘Hoy no me puedo
levantar’
en abril de 2005 supuso una revolución en el mercado del teatro
musical en España, llegando a ser visto por más de 2.500.000 personas a lo
largo de las cuatro temporadas que estuvo en Madrid, junto a otras dos en
Barcelona y dos años más de gira. Cinco años más tarde de su despedida, con peticiones
constantes de los fanáticos de la historia de Mario, María y Colate, el musical
ha regresado a Madrid con la intención de quedarse el tiempo que haga falta.

La historia se sitúa
a principios de los años 80, cuando Mario y Colate deciden dejar atrás su
pueblo para viajar a Madrid persiguiendo el sueño de montar un grupo con el que
triunfar en el mundo de la música.
Las dificultades, los sentimientos
contradictorios y las sorpresas no tardarán en aparecer.
La nueva lectura del musical de
Mecano no va a decepcionar a nadie por tres factores: la interpretación
sobresaliente de Adrián Lastra
, el conocimiento por parte del público de la
mayoría de las canciones y el trabajo audiovisual que se ha llevado a cabo,
impactante y nunca antes visto en España. Aunque a algunos números les sentaba
bien el escenario vacío y la voz desnuda del actor, la vuelta que se la ha dado
a la parte visual es una auténtica barbaridad. La apertura del
espectáculo y las proyecciones en ‘Perdido en mi habitación’ configuran los dos
momentos más potentes a nivel escenográfico.



Sin embargo, entre los deslices que
mencionábamos al principio, se encuentran la frialdad de Andrea Guasch en el
papel de María y la dulzura característica de Daniel Diges en la piel de un canalla, algo que en su día podía pasarse por alto en la versión
infantil del musical (‘En tu fiesta me colé’), pero que en el montaje
principal resulta fallido, no por voz – de lo que Diges va muy sobrado -, sino
por falta de credibilidad. El ejemplo contrario es el de Canco Rodríguez y Ana Polvorosa,
que siguen en el mismo registro que en ‘Aída’, con dos papeles que parecen diseñados a
medida. Cuando se atreve a cantar, Ana Polvorosa sorprende. Se notan los
ensayos.


Respecto a la trama, seguimos
ante una historia sin demasiadas vueltas de tuerca con chistes fáciles que
muchos ríen y que a otros tantos abochornan. Se ha
retocado el texto para ‘suavizar’ determinadas escenas y es algo que se agradece.

Más familiar que en su versión original pero con un desenlace igual de oscuro, la producción
da un vuelco al drama tras una primera parte más blanca.

El cuerpo de baile lleva a cabo
un trabajo asombroso, con coreografías de estilos diferentes que se han preparado
con importantes profesionales de la danza, como Chevi Muraday.
Lo que no gusta
tanto es que la música esté a tal volumen que las voces de los actores no destaquen
como deberían, algo que no se entiende cuando el elenco principal cuenta con
sobradas dotes vocales. En ocasiones resulta imposible entender la letra de la canción, con los coros mucho más claros
que la voz de los protagonistas (¿?). Confiamos en que, con el paso de las
funciones, este aspecto mejore.
Emocionante, divertido y con una
puesta en escena preciosa, el espectáculo cuenta con aciertos que ponen la
balanza de su parte. Los temas de Mecano resuenan de nuevo en la Gran Vía con
algunos de los mejores actores de musicales del país.
Aunque en la acera de
enfrente el rugido del león acecha, no parece que eso vaya a ser un problema para
que cada función comience con el Teatro Coliseum hasta los topes.