eres joven no aprecias lo rápido que pasa el tiempo y, de repente, un
buen día te levantas de la cama con 30 años y una vida que no
esperabas tener. Quizá sea tu situación laboral o tal vez la sentimental, pero
todas esas ideas que deseabas llevar a cabo no se han cumplido o no son como
deberían ser. Es entonces cuando llega la temida depresión y las prisas por
reestructurar todo porque crees que o lo haces ahora o nunca. Los hombres
equivocados, la flacidez de la piel, las arrugas… todo es cuestionable cuando
se supera una edad y, a partir de ahí, todo es cuesta abajo.
‘Confesiones de mujeres de 30’ es la
gran verdad de la etapa adulta femenina. ¿Por qué deprimirse cuando podemos
ver el lado positivo y reírnos de las ridículas anécdotas que nos van
ocurriendo a diario? Con esta idea en mente, Meritxel
Huertas, Anabel Totusaus y Ota Vallés arrancan un sinfín de carcajadas de miércoles a domingos en el
Nuevo Teatro Alcalá. Un espectáculo
dirigido por Edu Pericas, encargado
de la nueva adaptación del texto original del dramaturgo brasileño Domingos de Oliveira, que ya cosechó un
gran éxito en Madrid en anteriores temporadas.
Con
una primera parte compuesta por varios monólogos y una posterior protagonizada por el diálogo entre las tres amigas, las actrices cuentan sus vivencias con gran desparpajo y sin ningún tipo de tapujo. Meritxel
eclipsa sobre el escenario con una
historia difícil, en la que, como divorciada, se enfrenta a un mundo de
ligues que para ella está casi obsoleto.
La
complicidad con sus compañeras otorga una mayor diversión, con una Anabel fuera de serie que aporta el toque picante y alocado, tan sólo
ataviada por una ropa interior un tanto opresiva. Mientras, Ota, una catalana que ronda los 40 y
está obsesionada con las cremas antienvejecimiento, despliega una sobresaliente comicidad desde el primer minuto.
de gran cercanía con el público, algo que sólo sucede cuando una actuación es
natural, fresca y que invite a la empatía. Tal es la intimidad a la que nos
hacen partícipes que incluso podemos disfrutar de su relación dentro de un
camerino, ese lugar donde los artistas esconden sus secretos.
Pura
acidez y sutilidad con la que ambos sexos disfrutarán. Ellas, sintiéndose
identificadas en muchas de sus confesiones, y ellos, saciando su curiosidad por acercarse y comprender al género
femenino. Cuando el trío se junta, las conversaciones pueden ser
de lo más variopintas, repletas de inseguridades,
sentimientos y mucha presión social.
‘Confesiones de mujeres de 30’ es de
esas producciones que hay que ver al menos una vez en la vida, sobre todo si vives en primera persona los problemas de la madurez y necesitas restarle importancia a las preocupaciones más habituales. Meritxel, Anabel y Ota presentan la otra cara de la etapa adulta de una mujer con
humor, locura, ilusión y desinhibición a través de diálogos que todos hemos
tenido en algún momento dado y dejando los cuentos a un lado, porque ya, a estas edades, no son necesarios.