REPORTAJES DE VERANO


Las
calles de Madrid se han bañado de luz. Son las 10 de la mañana y aún se
está ante ese tipo de confusión que transmiten las horas de apatía en la gran
ciudad. Los hay que todavía no se han despertado y los hay que ya llevan unas
cuantas horas despiertos. Pero aún así, para cualquier transeúnte,
siempre hay
tiempo para que un buen café revitalice las primeras horas del día.
En
MADtime hemos seleccionado aquellas cafeterías que, inundadas de buen ambiente
y el olor del mejor café, recomponen las primeras horas de aquellos que, perdidos
por cualquier barrio, deciden deleitarse con música jazz, vinilos de otro
tiempo o literatura antigua y actual.



MAMA FRAMBOISE es la primera Boulangerie/Patisserie de Madrid. Con una absoluta inspiración
francesa, la cafetería ofrece un ambiente casero y acogedor en el que la
tradición y la modernidad encuentran el equilibrio.
Los dulces y los cafés cobran
nombre propio. La carta, compuesta por especialidades artesanas y distintos
tipos de café, se adapta a todo tipo de paladar goloso. Con un expositor bañado
de infinidad de dulces, las cocinas de Mama Framboise trabajan desde primera
hora para ofrecer sus exquisiteces (entre las que destaca la tarta
de frambuesa) a todos aquellos que necesitan revitalizar sus mañanas.

Con una fantástica relación calidad precio, la cafetería nos ofrece uno de los
mejores sabores cafeteros de la capital. Siendo lugar de reunión de
empresarios, de creación literaria y recaudadora de secretos entre amigas, el
lugar nos ofrece la perfecta sintonía de aquel café exquisito de las calles de
París al que nunca dejaríamos de asistir.


El sabor puro del café, lo esponjoso de sus dulces y las mañanas teñidas de
alegría pueden encontrarse en el número 21 de la Calle Fernado VII.


POMME SUCRE está situado a sólo 500 metros de la cafetería anterior y ofrece toda la intimidad que
en otros sitios hemos podido dejar olvidada. En apenas un espacio de 15 metros cuadrados, en el número 49 de la Calle Barquillo nos encontramos ante una de las cafeterías más personales e
independientes del barrio de la Justicia en plena capital.
Un trato personal y
cercano transmite la familiaridad de los sitios pequeños, esos mismos en los que los
jóvenes estudiantes se encuentran para alejarse del barullo propio de las franquicias.

Con una carta compuesta de minimalismos franceses a buen precio, Pomme
Sucre
hace gala de la buena mano de la cocina francesa en cuanto a la
repostería, ofreciendo también la opción de encargar tartas a domicilio. Con un
sabor de café quizá más tímido que el anterior, la cafetería aúna la modernidad
del barrio de Malasaña con el sabor añejo de las viejas costumbres que aún
permanecen latentes.
Con el sabor de un buen café en buena compañía, todo tiene
un color distinto.


CELICIOSO es un local que se encuentra a medio camino entre
Hortaleza y Fuencarral. Oculto por la gran marea de ciudadanos que transitan
la Gran Vía, ofrece un paraíso de dulces para todos aquellos que
por su intolerancia al gluten no pueden disfrutar de ellos en cualquier
establecimiento.

Ambientado con mesas robustas y paneles coloridos, el local ofrece un
ambiente cálido y tranquilo en el que, además de las especialidades culinarias,
se puede disfrutar de uno de los cafés más suaves del centro de Madrid. Ideal para visitarlo después de comer o entre horas, la cafetería ofrece a su
vez la posibilidad de pedir los dulces por encargo
. Se acabó lo de no saber
qué pedir. Celicioso se convierte en el reflejo de aquellos sitios pequeños en los que priman el interés y el
gusto por la cosas bien hechas.


Se pueden probar sus magníficos brownies, tartas de queso, o cupcakes de
vainilla de chocolate en la Calle Hortaleza, 3.


LOLINA VINTAGE evoca el espíritu
de Malasaña por cada uno de los elementos que conforman el espacio. Abierto
desde las 10 de la mañana, se ha convertido en una de las cafeterías más
famosas del barrio por su singularidad e intimismo, tapizado por los papeles
pintados originales del local.
La cercanía del servicio y la atención del mismo
otorga la guinda del pastel a este lugar tan especial.

Entre colores tenues, sofás antiguos y lámparas que tildan lo abstracto, ofrece una amplia gama de cafés acompañada por un dulce que corre a
cuenta de la casa. Sin apenas adornos ni falsedades, la cafetería, compuesta
por dos salones, ofrece desayunos, comidas y meriendas.
Equilibra la gran cantidad
de opciones que ofrecen sus modestas e inolvidables cuatro paredes y en las
tardes de verano abre sus puertas para ofrecernos las vistas del corazón de Malasaña.


Su inolvidable atención y decoración puede ser visitada en días lectivos y en días
festivos en la Calle Espíritu Santo, 9.


ITALIANA MADRID, en contraposición a
las demás opciones, se aleja del sabor dulce de las tardes y
busca entretenerlas con café y literatura. El nombre de la cafetería habla por
sí misma. El mejor café de la capital resulta ser el italiano.

El espacio recoge en sus
estanterías tomos de literatura y autores italianos, ofreciendo en su
carta una exquisita selección de los mejores caprichos italianos, viajando
desde el clásico espresso hasta el inigualable capuchino. El indiscutible gusto del café italiano y el inmejorable y lugareño servicio nos remonta al sabor
tostado de las tardes de verano.
Tapizada con mesas de madera y ubicada en
pleno centro de Madrid, la cafetería se convierte en lugar de reunión de
jóvenes italianos, artistas noveles o cualquier otro curioso que, cautivado por
el paladar italiano, decide visitarla por el simple capricho de rememorar sus
calles.


Podemos encontrar sus inolvidables zumos, tartaletas y cafés en la Corredera
Baja de San Pablo, 10.


El CAFÉ MOLAR se encuentra
situado en los entresijos del barrio de
La
Latina
, zona que mantiene el encanto del Madrid callejero
desindustrializado.
A sólo 200 metros de la plaza Mayor, entramos en un
laberinto de barea y cafeterías de barrio que, rondando en torno al Rastro y la
Plaza de la Cebada, ofrece un sinfín de posibilidades de sumergirse en un
Madrid totalmente alternativo. 



Situado en el número 19 de la calle de
la Ruda,
se presenta como un lugar en el que el individualismo y la
privacidad es lo que importa.
Con una atención limitada al
servicio en barra, la cafetería ofrece la posibilidad de la compra de discos y
vinilos, así como también una conversación tranquila e íntima en cualquiera de
sus robustas mesas de madera, ocupadas en su gran mayoría por gente del barrio
y jóvenes alternativos que, buscando un hueco de tranquilidad, se topan con el
silencio de la literatura.



DELIC CAFÉ es una cafetería con la que de nuevo podemos toparnos callejeando por La Latina. Conociendo las plazas pequeñas que adornan el barrio, podemos encontrarnos, entre otras delicias, la que supone en sí misma el Delic Café.


Bajo fugaces tonos de rojo, la ambientación del café recuerda a la de las tascas parisinas, en las que, con apenas cuatro mesas y una barra de servicio, puede aprender a apreciarse el sabor de un café tildado de amargo acompañado con cualquiera de los dulces artesanos que adornan el expositor. Entre diversos mapas del mundo, música jazz, carteles, y fotografías en blanco y negro, se puede disfrutar de la esencia del barrio en su pleno esplendor mientras viajamos a través de sus sabores a lo largo del mundo. 


Sus cafés, y especialidades del mundo, así como sus tartaletas de banania,
zanahoria, frambuesa o amapolas pueden disfrutarse en la Costanilla de San
Andrés, 14.