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Que el público madrileño está deseoso de contar con un gran evento de videojuegos es algo incuestionable, a tenor de los más de 124.000 visitantes con los que IFEMA ha clausurado las cinco jornadas de la gran feria del ocio digital, el entretenimiento interactivo y la cultura popular Madrid Gaming Experience. Las decenas de actividades y centenares de puntos de juego, y especialmente el barniz friki que se ha sabido dar a todo ello, han demostrado la fortaleza de la propuesta que sustituye a la Games Week, que emigró a Barcelona para convertirse en Barcelona Games World.
La cadena de tiendas GAME y la empresa multinacional Microsoft, los dos grandes valedores de esta Gaming Experience, apostaron por evitar que Madrid perdiera su feria, reservando 30.000m2 para el ocio electrónico del 28 de octubre al 1 de noviembre. Y los aficionados han sabido darles la razón, respaldando un evento que se enfocó por completo en los gamers al prescindir de jornadas profesionales y stands de las principales compañías del sector.
Si Madrid Gaming Experience ha salido triunfante ha sido gracias a la multitud de actividades: un gran abanico lúdico en el que cada asistente ha podido encontrar una convocatoria de interés. Charlas formativas, cosplays, karaoke, robótica, eSports, eCombat, pilotaje de drones, talleres, desafíos entre youtubers, conciertos de bandas sonoras míticas, inmersión en realidad virtual, área retro… Imposible no encontrar algo que entusiasmara a todo el mundo en un sector tan variopinto.
Una de las guindas geeks de esta primera edición fue el gran despliegue que encontró el videojuego clásico, aquel de arcade, de televisión de tubo y de maquinitas. En el área RetroWorld, con 2000m2 de nostalgia videojueguil, se pudieron ver reunidas 35 consolas clásicas, y hasta era posible echar partidas al ‘Sonic’ en una Mega Drive o al ‘Metal Slug’ en una recreativa, a la par que rememorar las pinball de toda la vida. Todo ello rodeado de multitud de puestos repletos de merchandising y varias propuestas indie y artísticas que merecían mayor visibilidad.
En el pabellón principal, el público podía no sólo volver al presente sumergiéndose en la realidad virtual de ‘Minecraft’, sino también disfrutar de las futuras novedades de Xbox One, con ‘Halo Wars 2’ y ‘Dead Rising 4’ a la cabeza. Sin embargo, esta experiencia cojeaba al no contar con el apoyo necesario del resto de grandes nombres de la industria – como Nintendo, Sony, Activision o Electronics Arts – en una cita que pretende ser clave.
El balance es positivo, pues la experiencia lograda demuestra las muchas ganas y saber hacer al montar un fantástico fin de semana lúdico. Sin embargo, es de esperar que en futuras ediciones las principales compañías sepan ver el filón de público que en Madrid no está pudiendo disfrutar de su catálogo. No es necesario entrar en disputas con Barcelona por ver quién se lleva el mayor bocado cuando el plato es tan grande. Madrid Gaming Experience supone una muy sólida base sobre la que construir algo mejor en 2017. El sector gamer de la capital sin duda volverá a respaldarlo.