EXTRA!
Decir que Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla son dos de los mejores cómicos de los últimos años no es ninguna novedad. Sus
delirios en programas como ‘Muchachada Nui’ y ‘La hora Chanante’ gozaban de gran
efectividad a la hora de hacer reír a carcajadas al público amante del humor
absurdo. Las cientos de miles de visualizaciones de sketches en la red y los posteriores
monólogos con los que uno y otro han recorrido España les han convertido en
dos humoristas a los que tener muy en cuenta.
‘Viejóvenes’, el espectáculo estrenado en Madrid el pasado 5 de febrero, les presenta por primera vez como un dúo cómico que se sube a las tablas de todo el país con su surrealismo habitual. Juntos consiguen hacer reír al público que llega al patio de butacas
en busca de los disparates que les consagraron hace más de una década.
en busca de los disparates que les consagraron hace más de una década.
Entre el 24 de noviembre de 2014 y el 9 de enero de 2015, los
actores realizaron una serie de ensayos para medir la respuesta del público ante los sketches que ahora presentan. No sabemos cómo fueron aquellas citas, pero
el resultado no es tan satisfactorio como cabría esperar. Con entradas en
taquilla a 26 euros, el espectador se encuentra con un montaje de apenas 80
minutos en el que buena parte de la función consiste en la proyección de
escenas en vídeo, con apariciones impagables de Carlos Areces que, sin embargo, no se corresponden con las expectativas de buena parte de los presentes, que esperan más uso del escenario y menos de la pantalla.
actores realizaron una serie de ensayos para medir la respuesta del público ante los sketches que ahora presentan. No sabemos cómo fueron aquellas citas, pero
el resultado no es tan satisfactorio como cabría esperar. Con entradas en
taquilla a 26 euros, el espectador se encuentra con un montaje de apenas 80
minutos en el que buena parte de la función consiste en la proyección de
escenas en vídeo, con apariciones impagables de Carlos Areces que, sin embargo, no se corresponden con las expectativas de buena parte de los presentes, que esperan más uso del escenario y menos de la pantalla.
Se entiende que las transiciones sean necesarias entre
sketches en vivo por cuestión de escenografía, pero si la mitad de cada vídeo se ve a ambos
cómicos esperando a que la proyección finalice es que los tiempos no se han medido de forma adecuada. Qué menos
que si el espectador compra una entrada de precio superior a cualquier otro
espectáculo y se acerca un día de diario a medianoche al centro de Madrid sea para disfrutar el máximo tiempo posible de los humoristas.
sketches en vivo por cuestión de escenografía, pero si la mitad de cada vídeo se ve a ambos
cómicos esperando a que la proyección finalice es que los tiempos no se han medido de forma adecuada. Qué menos
que si el espectador compra una entrada de precio superior a cualquier otro
espectáculo y se acerca un día de diario a medianoche al centro de Madrid sea para disfrutar el máximo tiempo posible de los humoristas.
Durante el periodo que los intérpretes están en escena se
mezclan sketches – que bien podrían haber formado parte de alguno de sus míticos
programas – con una improvisación en la que Ernesto Sevilla se pierde en alguna ocasión, algo que no le ocurre a Joaquín Reyes, que sólo con sus cambios de voz
ya produce la risión del público.
mezclan sketches – que bien podrían haber formado parte de alguno de sus míticos
programas – con una improvisación en la que Ernesto Sevilla se pierde en alguna ocasión, algo que no le ocurre a Joaquín Reyes, que sólo con sus cambios de voz
ya produce la risión del público.
El pasado 5 de febrero, actores como Pablo Chiapella, Marta
Belenguer y Arturo Valls formaron parte de un estreno en el Teatro La Latina
tras el que unos trataban de convencer a sus acompañantes de las bondades del montaje (con eso de que es el tipo de humor que suelen hacer) y otros se quejaban de una función sencillamente mejorable.
Belenguer y Arturo Valls formaron parte de un estreno en el Teatro La Latina
tras el que unos trataban de convencer a sus acompañantes de las bondades del montaje (con eso de que es el tipo de humor que suelen hacer) y otros se quejaban de una función sencillamente mejorable.
