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La Sala Alcalá 31 acoge la exposición ‘Chema Madoz 2008-2014′. Las reglas del juego’, una retrospectiva de los últimos seis años de la exitosa carrera de uno
de los fotógrafos españoles más aclamados
con motivo de la concesión al artista del Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid 2012. Una muestra compuesta por más
de 120 fotografías sobre papel baritado entre las que se incluyen algunas no
vistas hasta ahora. Situada en el corazón de la ciudad, el visitante puede disfrutar de este particular
universo de forma gratuita hasta el próximo 2 de agosto.


De origen madrileño, Chema Madoz es uno de los
fotógrafos más relevantes de la escena artística nacional e internacional. El
autor comenzó su andadura profesional en 1983, año en el que realizó su
primera muestra individual en la Real Sociedad Fotográfica. Tras su paso por el Centro de Enseñanza de la Imagen de Madrid en 1990, se centra en el retrato de objetos con los que generar imágenes oníricas y surrealistas, manteniendo esta dinámica en su obra
hasta la actualidad.

Desde sus inicios, el artista ha recibido numerosos
reconocimientos dentro y fuera de España, siendo alguno de ellos el Premio PhotoEspaña
en 1998 y el Premio Nacional de Fotografía en el 2000, dejando huella en la última edición del
 festival de fotografía europeo con mayor relevancia del mundo: ‘Les Rencontres d´Arles’ en Francia.


Incluida en la sección oficial de la actual edición de PhotoEspaña, la exposición se centra en las obras
realizadas por Madoz entre los años 2008 y 2014, etapa en la que nos ofrece una idea cada vez más profunda de su búsqueda personal. En esta ocasión, con la atemporalidad de su tradicional bicolorismo, el autor nos permite leer entre las lineas de una pieza de madera, oír música entre telas y hasta tejer las estrellas.

Buscando la metáfora a través de objetos cotidianos, el madrileño utiliza
la imagen para jugar con la realidad, obligándonos a reflexionar sobre el
significado de sus obras en blanco y negro durante horas.
Aprovechando esa distancia con el tiempo se puede viajar a lo largo del
mundo, la naturaleza y, sobre todo, la vida. El artista ha ido construyendo desde
los años 80 su propia historia en imágenes con una obra cercana a la poesía
visual y al surrealismo en la que lo que el espectador ve no es lo que parece.



Con una imagen aparentemente fría y minimalista, Chema Madoz es capaz de liberar una gran carga emocional que nos empuja a rebuscar entre nuestros recuerdos y sentimientos
para darle forma a aquello que tenemos ante nuestros ojos.
El
artista nos enseña a mirar más allá de la apariencia a través de imágenes que parecen simples y solitarias en el lienzo pero que resultan transgresoras y en ocasiones agresivas.
El fotógrafo madrileño nos activa con su arte el corazón y el ingenio.