EXTRA! 

Sorprende, cuando surge el primer hilo de voz de su garganta, la plenitud de una artista que ha ido creciendo con el tiempo y que durante muchos años fue la voz femenina en los discos y giras de Joaquín Sabina. La Sala Galileo Galilei fue testigo la noche del pasado sábado de la presentación del disco ‘De agua y laurel’, un lindo homenaje de Olga Román al compositor argentino Gustavo Cuchi Leguizamón, publicado este mismo mes en España, con el que la cantante salda una deuda emocional con la música de un país que le toca muy hondo.


Bellísima velada llena de emociones envueltas en temas como ‘Me asomo’, con el que la madrileña realizó su primer acercamiento al folclore argentino, del que se declara enamorada, o ‘Cartas de amor que se queman’, una de las composiciones más profundas y poéticas del que supone su cuarto disco de estudio.
Un público entregado, que supo quedarse en silencio cuando debía hacerlo y acompañar en los estribillos de un ‘Seguir caminando’ que sonó cerca del final de la actuación, aplaudió cada tema de la noche. Notoria su admiración temprana por Mercedes Sosa en ‘La arenosa y bonito recuerdo de su etapa con Sabina en ‘Margarita’, en un paisaje musical en el que brilló ese ‘No me digas cómo’ con el que tantas parejas convierten en verso sus diferencias. 
Luis Fernández al piano, José Gómez al bajo y Martín Bruhn a la batería conformaron junto a la cantante y compositora los colores de un lienzo difícil de olvidar en una Galileo hasta los topes. Noche exquisita mecidos por una voz de dimensiones inmensurables.