EXTRA! 



James Dean es uno de esos grandes símbolos del cine que, a pesar de la fugacidad de su carrera, se convirtió en uno de los actores más influyentes de la historia del séptimo arte. Se
decía que tras esa mirada intensa se escondía la revolución que
haría que el cine de la época diera un giro de 180 grados y en parte no
estaban desencaminados: era atrevido hasta el punto de improvisar los guiones
según se iba grabando, lo que dejaba al descubierto su capacidad camaleónica.

No sabemos si su fama se debe únicamente a su talento, a su muerte prematura con 24 años de edad, a sus excesos o a lo que los de su alrededor vieron o quisieron ver en aquel muchacho de pueblo. El director Anton Corbijn presenta en ‘Life’ a un Dean cargado de inseguridades e insatisfacciones que, lejos de la rebeldía con la que se le etiquetaba desde antes de su
muerte, era un hombre cansado de una fama con la que no sabía convivir y que necesitaba a sus seres más cercanos para sentirse en paz. Esta
nueva visión desde los ojos del fotógrafo que hizo sus retratos más
memorables llega a las salas españolas este viernes 20 de noviembre.
El biopic se desarrolla entre Nueva York y
la ciudad natal del famoso actor, Marion (Indiana), cuando Hollywood estaba en constante búsqueda de nuevas estrellas que mantuvieran su
imperio. Es entonces cuando aparece un jovencísimo Dean, interpretado
por Dane DeHaan, que no tardará en entrelazar su camino con el del fotógrafo Dennis Stock (Robert Pattinson). El actor está decidido a convencer al
poderoso encargado de Warner Bros, Jack Warner (Ben Kingsley),
de que debe darle el papel protagonista de la película ‘Rebelde sin causa’.
Mientras, Stock busca desesperadamente realizar una rompedora sesión
fotográfica que sea
publicada en la prestigiosa revista Life.


Debido a sus propios intereses  y con cierto aprecio entre sí, actor y fotógrafo llevan a cabo la sesión que cambiará la
vida e imagen de ambos. Stock se convierte en espectador del verdadero estilo de vida
de Dean, capturando con su cámara los momentos más representativos de su día a día.
Tal vez esa necesidad de complicidad sea uno de los puntos débiles de la producción
, ya que a pesar de la soberbia interpretación de Pattinson y DeHaan, la
falta de feeling es evidente.
La notable falta de ritmo contrasta con una
acertada banda sonora que incluye una lista de temas míticos de la época.
Las canciones acompañan a una fotografía costumbrista, algo oscura en
ocasiones y con un color medido al milímetro. Con escenas cercanas al videoclip, el director muestra su faceta como director de vídeos musicales haciendo evidente su afición a la fotografía, con la que ha retratado a múltiples
estrellas en revistas de la talla de Vogue o Rolling
Stone
.



Con una trama
vacía, la película que prometía estar en boca de todos deja indiferente al espectador.
Sin ser la primera vez que
Anton Corbijn se centra en la historia de un personaje
controvertido, como hizo con el cantante de la banda británica Joy Division en su ópera prima
‘Control’, su mirada a James Dean se queda en una cinta artística que se precipita al vacío en su guión y dirección.