Filmin Music Fest


Inspirada en el film Los canallas duermen en paz’, de Akira Kurosawa, la cineasta francesa Claire Denis presenta ‘Los Canallas’, una pieza neo-noir en
la que se expone la división moral de personas dominadas por lo material hasta terminar perdiendo sus propios valores humanos
. Una corrupción que llega a
alcanzar niveles tan
fatídicos que consiguen deformar el deseo hasta convertirlo en una de las más
violentas y macabras perversiones.
La cinta
muestra aspectos de la sociedad en los que nadie quiere
fijarse, pero que en ella se ofrecen sin censura.

Marco Silvestri (Vincent Lindon) es el capitán de un barco petrolero que vive
alejado de su familia. Amante del mar y la soledad, 
decide regresar a París
tras recibir una llamada urgente de
Sandra (
Julie Bataille), su hermana. 
El suicidio de su cuñado, propietario de una gran fábrica de zapatos al borde
de la quiebra y el ingreso en un psiquiátrico de su sobrina
 menor de edad, víctima de abusos sexuales, le llevan a tomar venganza contra el prestigioso
empresario Edouard Laporte (
Michel Subor), señalado por su hermana.

Una vez tomada esta decisión, Marco se muda al edificio donde reside la
familia de
Laporte con el objetivo de 
buscar sus puntos débiles 
a través de Raphaëlle (Chiara Mastroianni), amante del empresario y madre de su hijo.
A su vez,
Marco se entromete en una oscura y fría
sociedad parisina, donde el crimen organizado y la depravación campa a sus anchas, para rescatar a su sobrina.


La película sorprende por su exquisita belleza visual e impecable fotografía. Una imagen sumida en una permanente penumbra, contraluz y
ritmo hipnótico enmarcan un montaje repleto de primeros planos que
enfatizan bruscamente los actos de los personajes, donde los detalles ayudan a percibir esa sensación claustrofóbica de pérdida. La cinta rompe la linealidad temporal, mezclando escenas del futuro frente
a abundantes
flashback que la convierten en un caos que llega a fallar en sus intenciones. La producción desemboca en la exposición de una realidad repleta de personajes vacíos, con un par de
sorpresas que agitan un guión muy justo.

A pesar del potente reparto, las interpretaciones pecan de lineales, con escaso
dialogo y una fuerza visual que deja en segundo plano a los personajes.
Llama la atención que, a pesar de haber un claro protagonista, los secundarios lleguen a tomar tanta fuerza. 
Por otra parte, la memorable participación de la banda británica Tindersticks, en una banda
sonora discreta pero increíblemente atmosférica,
 sirve de contrapunto al
sonido ambiente que reina durante la mayor parte de la historia.

Con el tiempo ha quedado demostrado que lo canalla vende, atrae y domina; cuanto más sexo, traición
y oscuridad nos muestran más nos horrorizamos, pero más nos enganchamos y
entretenemos a su vez.
 Hasta el próximo 18 de agosto, cualquiera puede disfrutar de la última producción de una de las grandes directores europeas en la tercera edición del Filmin Music Fest.