EXTRA!

Esfuerzo,
trabajo y mucha ilusión es lo que se pudo apreciar el pasado domingo en la obra ‘Mujeres lorquianas’, de la Escuela Municipal de Teatro de Parla, en el Teatro Jaime Salom en la misma localidad.
Con la dirección de Natalia Narbón, las alumnas (todas
mujeres jóvenes en espíritu y de edades muy diferentes) presentaron de forma
gratuita el trabajo realizado durante el último curso: dos obras de Federico García Lorca ‘Yerma’ y ‘La casa de Bernarda Alba’ – en una adaptación propia y tan original como
única.


Al
inicio de la función, las actrices y una acertadísima voz en off de Paco Silva explican que se van a representar dos historias en una y que varias de ellas
interpretan el mismo papel. Así, hay varias Yermas; viejas; lavanderas; Bernardas…
Esto podría parecer complicado de entender pero la aclaración
que facilitan junto con el trabajo realizado hacen que, algo que podría
resultar complejo, se presente con una gran naturalidad y sencillez.
El público se encuentra con una representación llena de matices: hay momentos de risa que
no se pueden evitar, con personajes como ‘las viejas’; angustia y un dolor
desgarrador con Yerma; y una mezcla de pena e injusticia con Bernarda Alba.
Obras clásicas que llegan al público fácilmente, tal y como
las habría pensado Lorca si hubiera conocido a estas mujeres, con la
personalidad que le aporta cada una a su papel.
Y si
la originalidad nos había parecido poca, acaban proponiendo finales alternativos acordes a la actualidad: Yerma
decide no matar a su marido y dar fin a su tristeza compartiendo
su vida con otra mujer y una niña, dando que hablar a las
lavanderas, aunque poco las importe. Por su parte, las hijas de Bernarda
Alba
deciden que el luto se acabó y que van a vivir como quieran, casándose con quien y cuando les plazca.

La
profesora y directora lleva trabajando con el grupo desde hace tres años, con montajes como ‘Mujeres’ y ‘La cocina’. Sin ánimo de menospreciar las
anteriores, ya que antes de correr se ha de caminar, hay una diferencia
abismal tanto en la complejidad de la obra como en los personajes. El tiempo no ha hecho más que afirmar la valía de una compañía que se reúne los jueves, de 10 a 12 de la mañana, ‘a jugar’, como ellas mismas
explican.
El
nombre que recibe el grupo, ‘Mujeres’, les hace justicia
. Son mujeres casadas, solteras, con hijos, trabajadoras… Mujeres luchadoras, al fin y al
cabo. Mujeres que cada semana dejan de lado sus problemas y se disponen a disfrutar, aprender y ganar confianza, según avanzan las semanas. Y eso es justamente lo que se siente al verlas crecer en las tablas, humildes y seguras de sí mismas.
Nos
gustaría volver a disfrutar de la producción en alguno de los intercambios habituales que suelen realizar con grupos de otras localidades.
De no ser así, al menos contamos con que el próximo mes de marzo representarán una nueva muestra que avanzará lo que será el
trabajo final del próximo curso. Apostamos porque nos sorprenderán, como han hecho
hasta ahora, sobre todo en esta última ocasión.