
El documental es uno de esos géneros que
suele pasar desapercibido tanto en festivales como en la propia cartelera. Bien
es cierto que el público español, sobre todo, es bastante reticente a la hora
de escoger este tipo de metrajes para pasar un rato de ocio, pero parece que,
en los últimos tiempos, estamos asistiendo a un rebrote de gloria para la no
ficción. No obstante, sigue sin ser suficiente.
suele pasar desapercibido tanto en festivales como en la propia cartelera. Bien
es cierto que el público español, sobre todo, es bastante reticente a la hora
de escoger este tipo de metrajes para pasar un rato de ocio, pero parece que,
en los últimos tiempos, estamos asistiendo a un rebrote de gloria para la no
ficción. No obstante, sigue sin ser suficiente.
‘Is the Man Who Is Tall Happy?’, el último documental del director francés
Michel Gondry, es uno de esos trabajos que corre el riesgo de pasar
desapercibido en nuestra cartelera, pero que, por suerte, forma parte de la
programación del Atlántida Film Fest durante
este mes de abril. Un interesante
acercamiento a la vida del lingüista, filósofo y activista estadounidense Noam Chomsky que invita al espectador a
realizar un ejercicio mental verdaderamente apabullante sobre un sinfín de
cuestiones científicas y lingüísticas.
Michel Gondry, es uno de esos trabajos que corre el riesgo de pasar
desapercibido en nuestra cartelera, pero que, por suerte, forma parte de la
programación del Atlántida Film Fest durante
este mes de abril. Un interesante
acercamiento a la vida del lingüista, filósofo y activista estadounidense Noam Chomsky que invita al espectador a
realizar un ejercicio mental verdaderamente apabullante sobre un sinfín de
cuestiones científicas y lingüísticas.
El
cineasta muestra su faceta más curiosa e ingenua, como si tratara de emular la
típica estampa entre un profesor y su alumno predilecto. La naturalidad del galo trae consigo algunos momentos de comicidad,
como las confusiones que se crean entre ambos debido a su deficiente nivel de inglés;
o su confesión, al principio de la cinta, sobre el nerviosismo que siente al
estar ante ‘el pensador vivo más
importante’. No es para menos. El polémico intelectual desempolva
recuerdos de su infancia y juventud junto a cuestiones íntimas de su vida
privada, mientras que intercala argumentos sobre la creatividad, la educación,
la muerte, la percepción que tenemos del mundo que nos rodea, la religión, la
tecnología…

cineasta muestra su faceta más curiosa e ingenua, como si tratara de emular la
típica estampa entre un profesor y su alumno predilecto. La naturalidad del galo trae consigo algunos momentos de comicidad,
como las confusiones que se crean entre ambos debido a su deficiente nivel de inglés;
o su confesión, al principio de la cinta, sobre el nerviosismo que siente al
estar ante ‘el pensador vivo más
importante’. No es para menos. El polémico intelectual desempolva
recuerdos de su infancia y juventud junto a cuestiones íntimas de su vida
privada, mientras que intercala argumentos sobre la creatividad, la educación,
la muerte, la percepción que tenemos del mundo que nos rodea, la religión, la
tecnología…

Más de una veintena de preguntas que Gondry
realiza y a las que el lingüista sólo se niega a responder una: qué sintió
cuando murió su esposa. Todo un espectacular despliegue analítico que se
convirtió en una carrera a contrarreloj, ya que el director quería finalizar su
trabajo lo antes posible para que el propio protagonista, de 84 años de edad,
pudiera disfrutarlo en vida. Apenas hay tiempo para los silencios, tan sólo
teorías, algunas divagaciones y muchos ejemplos que facilitan la comprensión al
espectador, el cual puede llegar a sentir un exceso de información en ciertos
puntos del proyecto.
realiza y a las que el lingüista sólo se niega a responder una: qué sintió
cuando murió su esposa. Todo un espectacular despliegue analítico que se
convirtió en una carrera a contrarreloj, ya que el director quería finalizar su
trabajo lo antes posible para que el propio protagonista, de 84 años de edad,
pudiera disfrutarlo en vida. Apenas hay tiempo para los silencios, tan sólo
teorías, algunas divagaciones y muchos ejemplos que facilitan la comprensión al
espectador, el cual puede llegar a sentir un exceso de información en ciertos
puntos del proyecto.
Podría
decirse que, aunque hasta ahora parezca un simple documental sobre una personalidad de
nuestro tiempo, el mayor encanto de esta compleja obra reside en que el cineasta realiza una fantástica labor
animada que apoya las palabras de Chomsky y representa los pensamientos del francés.
decirse que, aunque hasta ahora parezca un simple documental sobre una personalidad de
nuestro tiempo, el mayor encanto de esta compleja obra reside en que el cineasta realiza una fantástica labor
animada que apoya las palabras de Chomsky y representa los pensamientos del francés.
Sus dibujos, que ya constituyen su sello
de identidad como autor cinematográfico, llevan a cabo una explosión de color y
viveza, pura artesanía que otorga un curioso aire infantil. Un valioso
material grabado cuidadosamente con una primitiva cámara Bolex de 16 mm, cuyo encantador sonido se mantiene a lo largo de
todo el metraje y al que hacen referencia en algún que otro descanso
de la entrevista.
de identidad como autor cinematográfico, llevan a cabo una explosión de color y
viveza, pura artesanía que otorga un curioso aire infantil. Un valioso
material grabado cuidadosamente con una primitiva cámara Bolex de 16 mm, cuyo encantador sonido se mantiene a lo largo de
todo el metraje y al que hacen referencia en algún que otro descanso
de la entrevista.
‘Is the Man Who Is Tall Happy?’ es de esos documentales que es necesario
ver varias veces, analizar y en los que sumergirse por completo entre pensamientos,
explicaciones y recuerdos. Una pieza
indispensable que fusiona la mente privilegiada de Noam Chomsky y la creatividad
de Michel Gondry en un brillante trabajo.
ver varias veces, analizar y en los que sumergirse por completo entre pensamientos,
explicaciones y recuerdos. Una pieza
indispensable que fusiona la mente privilegiada de Noam Chomsky y la creatividad
de Michel Gondry en un brillante trabajo.