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Del viernes 14 al martes 18 de febrero, IFEMA se convirtió, una temporada más, en el escenario de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid (MBFWM), punto de referencia de las últimas tendencias y la creación en el ámbito
de la moda española.

En su su 59º edición y
con 40 diseñadores en su programación, la cita
 abría sus puertas
a manos de Amaya Arzuaga. Con una muestra inspirada
en lo más profundo de la naturaleza y con el camel, negro y verde como colores
insignia de la colección
, la creadora optó por respetar la
figura femenina con lineas slim, cortes rectos en el caso de los
vestidos largos y una compleja
confección de pliegues y volantes, haciendo hincapié en tejidos complicados
como el cuero, combinado ingeniosamente con franela, neopreno, cashimire
o punto. Podemos destacar la capa como pieza principal en su trabajo.
Roberto Verino, por su parte, decidió trasladarnos
a los años 50 y 60 con una colección de lo más
minuciosa y dedicada al detalle. En ella mostró trajes de chaqueta
con mangas tres cuartos, remates en napa o lentejuelas y vestidos de noche, al
más puro estilo Audrey Hepburn,
con ligeros satenes y  plumas. Todo  ello destacado en tonos marrones, grises
y negros.
En
el caso de Etxeberría, de una forma acertadamente elegante, pudimos ver una
vuelta a la sastrería clásica cargada de volúmenes
y tejidos como la lana o el fieltro, también utilizados
en complementos y zapatería. El diseñador juega con la superposición y los
colores grises, negros marrones y blancos para recrear una fría sensación de
invierno.
Uno
de los desfiles más esperados cerró la jornada del viernes. La firma de
joyería  Aristocrazy,
que
desfiló por tercer año en la pasarela madrileña, transportó a los asistentes a un mundo
futurista
a través de modelos caracterizadas como la replicante Pris, que
en su día interpretó Daryl Hannah en la película de culto ‘Blade Runner’. Con
pelucas rubias, maquillajes de antifaz negro sobre los ojos y vestidos
transparentes en palabra de honor, la firma presentó joyas realizadas en
plata y bañadas en oro bajo distintas líneas tales como el águila, las cadenas, el cuarzo fumé y el onix con
lapislázuli, que enfrentan la sencillez y la  voluminosidad.
En definitiva, una colección sobria y pura que realza una
mujer sencilla.
En el segundo día de la cita, los desfiles daban paso a Martín Lamothe. En esta colección inspirada en el oscuro medievo de las brujas, la directora creativa de la firma, Elena Martín, presenta obras oversize acompañadas de sombreros negros de ala
ancha, trabajando las pieles, patrones sin estructuras, plisados, drapeados y
piezas desestructuradas que encuentran una armonía futurista entre tonos negros, grises y metalizados.
Para esta ocasión, Juana Martín se decantó por la combinación
refinada de blancos y negros con diversas transparencias
en escotes,
cinturas y piernas. A través de sutiles volantes y líneas depuradas, casi
minimalistas, sin dejar de lado las influencias andaluzas
, Martín
expuso un repertorio de prendas de noche y cocktail, con cinturas
ceñidas y faldas sueltas, tules y apliques de cristales en las transparencias
que hace de esta colección una de las mejores de la diseñadora.
En el cierre del sábado, Roberto Torreta también
se apunta a lo retro con unos diseños inspirados nuevamente en los años 60.
Trajes sastre de aire masculino combinados con elegantes vestidos de fiesta y
noche fabricados en cuero
y distinta peletería. Todos hacen de esta serie – de tonos oscuros, como el negro y el rojo vino – una colección con forma de ‘A’ que inspira una mujer actual, moderna y cosmopolita.


Juan Vidal fue el encargado de inaugurar el tercer
día del evento y el
ganador del Premio L’Oreal a mejor diseñador,
inspirado en la diosa Diana de la mitología griega. Su colección
transmite una fuerte y energética feminidad repleta de colores vistosos,

como naranjas, fucsias, verdes y
granates
. Estrenándose en la confección de prendas de piel, Vidal ha
superado el reto al presentar piezas cumbre acompañando a este material con
faldas de vuelo conjuntadas con jerséis de punto, camisetas de napa o un
vistoso chaquetón
patchwork colorido al comienzo del desfile.

Para la siguiente muestra bien podríamos trasladarnos a Las Vegas. Con Bimba Bosé ejerciendo de DJ e incluso de acompañante de
bodas simulando a Elvis Presley, Andrés Sardá, una de las firmas de lencería y baño de lujo más importantes en España, ofreció un desafío colorista, sensual y salvaje. A base de
tejidos transparentes y topos de
diferentes tamaños
, los trajes están pensados para estilizar el cuerpo de
la mujer. Sin olvidarnos de los corsés, las estolas o los vestidos de flecos,
hablamos de una de las colecciones más arriesgadas de la Fashion
Week
madrileña.

En una linea sobria y elegante, Victorio & Lucchino
arriesgaron con un patrón diferente al que nos tienen acostumbrados despegando
las prendas del cuerpo
. En él, destacan vestidos oversize de tipo
generalmente midi, asimetrías provocadas por superposición de capas,
pliegues y cortes asimétricos, todo bajo telas sintéticas. A través de colores
negros lisos y bordados florales, la pareja sevillana nos presenta una
colección moderna y fresca pero sobre todo, femenina.

Tras una edición separado de las pasarelas, David Delfín reapareció con su nuevo trabajo para inaugurar el cuarto día, con Bimba Bosé a
la cabeza del desfile. El diseñador se animó con tejidos plisados en tonos
blancos y grises enmarcando un colorido eléctrico en los detalles protagonistas
de un look industrial
con piezas superpuestas y cierres de velcro.
Todos los modelos, calzados con botas Dr. Martens – tanto en día como en noche  -, ofrecieron una imagen fresca y divertida.
Por otra parte, nos encontramos la labor número 100 del
conocido diseñador
Hannibal Laguna, que apostó por unas prendas
que desbordaron elegancia. Inspirándose en la mujer de los años 30
, el
creador reivindica con las constantes lineas redondeadas el lado más femenino de la mujer 
mediante faldas tulipán o lápiz, plisados, tejidos en satenes y gasas
muy trabajados en tonos rosa, oliva, azul o violeta pasteles y adornados con
pepitas doradas que realzan ese glamour que le caracteriza.

La colección de Carlos Díez para la nueva
temporada otoño-invierno de Smiley
 es, como él mismo indica, la más
andrógina que ha hecho hasta el momento
. Arrancaba con colores oscuros, como
grises con toques naranjas sumamente claustrofóbicos, mientras que poco a poco
iba dando paso a unas telas más luminosas y alegres. No obstante, se observaba también en los tejidos la ausencia de estampados. Una vez más, Díez
apostó por la comodidad y la sencillez en sus modelos, arriesgando en las
formas y haciendo de sus diseños sellos de identidad propia.

La
Fashion Week 
madrileña se cerró, como en los últimos ocho años, con los desfiles
de la plataforma SAMSUNG EGO, en la
que participaron jóvenes diseñadores
como Ernesto Naranjo, Miguel Alex o Vimpelov, mostrando su trabajo por primera vez en la cita. 
Una
vez más,
la semana de la moda nos deja con ganas de seguir
descubriendo el ingenio y la creatividad de los diseñadores españoles y
nos recuerda que nosotros también podemos.