EXTRA!



¿Qué
harías si un 28 de diciembre aparece en la puerta de tu casa un joven de 25
años que dice ser tu hijo? ¿Y si se niega a irse hasta que le aceptes como
legítimo o te hagas las pruebas de paternidad?
Si la situación ya es
complicada de por sí, hay que añadir que el supuesto padre
es un cincuentón amante de la música del famoso cantautor Joaquín Sabina, soltero, mujeriego, amigo de la
bebida y las drogas, con unos hábitos un tanto reprochables y, para más inri, al que sólo le quedan dos meses de vida.

‘Mi padre, Sabina y yo’ es una comedia musical que se enfrenta a su quinta temporada consecutiva, con entradas a la venta hasta el próximo 29 de febrero, en el madrileño Artespacio Plot Point. La obra,
que funciona mucho mejor en su faceta humorística que en la musical, cuenta con guión y dirección de
Carlos de Matteis, quien sorprende
interpretando el papel de padre alocado y entrañable que enamora a los espectadores desde el primer momento.

En un
escenario estático se representa un salón familiar con un sofá, una mesita baja con
una radio y algunos cuadros que permiten que los presentes asistan a una historia contada a modo de flashback. Es el propio Jaime (al
que da vida el actor y cantante Julián Salguero) quien, a través de monólogos entrelazados por pequeños fragmentos de canciones de Sabina, narra
cómo conoció a su padre y los días que vivió a su lado.

Los
protagonistas no podrían ser más antagónicos: mientras que el padre lleva la vida
que quiere sin pensar en las consecuencias, el hijo es un joven introvertido con
diferentes traumas acumulados
(por el hecho de haber crecido sin una figura paterna) 
que
lleva una vida sana y controlada. El elenco se completa con la actriz 
Verónica Pérez, encargada de interpretar a
una serie de mujeres a las que dota de personalidades tan dispares que
no llevan a equívoco en ningún momento de la obra.
Los
tres sobresalen en la parte cómica, aunque los
fragmentos cantados parecen insertados en la trama con el único
objetivo de dotar de sentido al título de la pieza. Los monólogos que introducen
las canciones funcionan con efectividad y
están bien interpretados por el actor Julián Salguero, que cuenta con una voz bonita aunque alejada de los dejes de Sabina.
La
secuela de ‘Mi madre, Serrat y yo’ (más de 100.000 espectadores en ocho temporadas) se suma a las historias basadas en relaciones de padres atípicos con hijos particulares. Una apuesta de pequeño formato que, a pesar de requerir algunos
cambios en la presentación de las canciones, seduce al público de principio a fin, dándole la oportunidad de acercarse al mundo del teatro con un coloquio posterior con el equipo.