EXTRA!
Influido por un París en plena
ebullición urbanística, el pintor francés Gustave Caillebotte (1848-1894) comenzó a desarrollar
sus primeras obras en los barrios más distinguidos de la ciudad de la luz a
finales del siglo XIX. La exposición ‘Caillebotte, pintor y jardinero’ es el
homenaje que el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid quiere rendir a un artista
que se formó en la urbe pero acabó floreciendo en exuberantes jardines de
extrarradio. La muestra, comisariada por la directora de exposiciones e investigación del Museé des Impressionnismes Giverny, Marina Ferretti, puede disfrutarse hasta el próximo 30 de octubre en la
prestigiosa pinacoteca.
A la primera época capitalina
pertenecen interesantes pinturas en las que dominan los tonos grises, como ‘Pintores en un edificio’ (1877) o el boceto ‘Calle de París, tiempo lluvioso’,
del mismo año. La pobreza cromática de los inicios sólo se deja seducir por
la tímida vegetación urbanita, protagonista de cuadros como ‘El bulevar visto desde arriba’ (1880), donde se presenta un llamativo juego de perspectiva que acompañará toda la obra
del autor.
pertenecen interesantes pinturas en las que dominan los tonos grises, como ‘Pintores en un edificio’ (1877) o el boceto ‘Calle de París, tiempo lluvioso’,
del mismo año. La pobreza cromática de los inicios sólo se deja seducir por
la tímida vegetación urbanita, protagonista de cuadros como ‘El bulevar visto desde arriba’ (1880), donde se presenta un llamativo juego de perspectiva que acompañará toda la obra
del autor.
Aunque en la exhibición no es posible contemplar el original de ‘Los acuchilladores’ (1875), una de las más célebres obras del pintor, perteneciente al Musée d’Orsay
de París, se puede disfrutar del boceto
al óleo de la obra. La
predilección de Caillebotte por la naturaleza tiene su origen en la propiedad
familiar de Yerres, localidad al sudeste de París donde el francés se inicia en
el arte de contemplar y plasmar sosegados paisajes vegetales.
de París, se puede disfrutar del boceto
al óleo de la obra. La
predilección de Caillebotte por la naturaleza tiene su origen en la propiedad
familiar de Yerres, localidad al sudeste de París donde el francés se inicia en
el arte de contemplar y plasmar sosegados paisajes vegetales.
Piezas como ‘Remero con sombrero de copa’ (1878) o ‘Piraguas en el río Yerres’ (1877) son testigo además, de la creciente
moda de los deportes de agua entre la burguesía de la época. Seducido por la
idea de un entorno bucólico donde poder instalarse, el pintor vende la casa de
verano de Yerres en 1879 y adquiere, junto a su hermano Martial, un terreno en
Petit Gennevilliers, cerca del Sena y del municipio de Argenteuil, al noroeste
de París.
moda de los deportes de agua entre la burguesía de la época. Seducido por la
idea de un entorno bucólico donde poder instalarse, el pintor vende la casa de
verano de Yerres en 1879 y adquiere, junto a su hermano Martial, un terreno en
Petit Gennevilliers, cerca del Sena y del municipio de Argenteuil, al noroeste
de París.
La disposición de las 64 obras
seleccionadas en la muestra facilita que se distingan las sucesivas épocas
productivas del artista, en las que se observa una evolución de estilo hacia un
trazo menos académico y más impresionista. Alrededor del Sena se acentúa su
interés por la navegación, alumbrando cuadros como ‘El Sena y el puente del ferrocarril de Argenteuil’ (1885), con un
encuadre sólido y predominio de los azules.
seleccionadas en la muestra facilita que se distingan las sucesivas épocas
productivas del artista, en las que se observa una evolución de estilo hacia un
trazo menos académico y más impresionista. Alrededor del Sena se acentúa su
interés por la navegación, alumbrando cuadros como ‘El Sena y el puente del ferrocarril de Argenteuil’ (1885), con un
encuadre sólido y predominio de los azules.
La colección dedica buena parte
de su espacio a la obra desarrollada en la finca de Petit Gennevillliers,
convertida con los años en los cimientos de una cómoda vivienda con un vastísimo
jardín e invernadero. Allí, el pintor, también marchante de arte y organizador
de exposiciones, dio rienda suelta a su gusto por la jardinería, afición compartida con su coetáneo y compañero de profesión Claude Monet, lo que se ha corroborado
en la abundante correspondencia entre ambos. ‘Sendero en el bosque’ (1880) o la inacabada ‘Parterre de margaritas’ (1893) dan buena muestra de su pasión por
las flores que, plasmadas sobre lienzos, cubren las puertas del salón y otras
dependencias de la casa.
de su espacio a la obra desarrollada en la finca de Petit Gennevillliers,
convertida con los años en los cimientos de una cómoda vivienda con un vastísimo
jardín e invernadero. Allí, el pintor, también marchante de arte y organizador
de exposiciones, dio rienda suelta a su gusto por la jardinería, afición compartida con su coetáneo y compañero de profesión Claude Monet, lo que se ha corroborado
en la abundante correspondencia entre ambos. ‘Sendero en el bosque’ (1880) o la inacabada ‘Parterre de margaritas’ (1893) dan buena muestra de su pasión por
las flores que, plasmadas sobre lienzos, cubren las puertas del salón y otras
dependencias de la casa.
Gustave Caillebotte muere a los 45 años de edad, dejando un legado de perspectivas y
botánica que le ha hecho un hueco entre los más altos nombres del movimiento
impresionista. Su posición económica le permitió hacerse con una
colección de más de 60 obras de Degas, Cézanne, Manet, Renoir, Pissarro, Monet y Sisley que, a su muerte, donó al Estado francés. Un colorido cada vez más rico y una pincelada cada vez más suelta llenan de luz una exposición para conocer a un artista desconocido y original.
botánica que le ha hecho un hueco entre los más altos nombres del movimiento
impresionista. Su posición económica le permitió hacerse con una
colección de más de 60 obras de Degas, Cézanne, Manet, Renoir, Pissarro, Monet y Sisley que, a su muerte, donó al Estado francés. Un colorido cada vez más rico y una pincelada cada vez más suelta llenan de luz una exposición para conocer a un artista desconocido y original.