ATLÁNTIDA FILM FEST
anarquismo comenzó a expandirse por Europa a principios del siglo XX, pero el
cine apenas le ha dedicado unos pocos títulos a un movimiento de gran importancia en la historia contemporánea. Para disfrute de interesados en el idealismo político, el director y guionista francés
Elie Wajeman destina su segundo largometraje, ‘Los anarquistas’, a rememorar esta revuelta política. Para ello, un policía
bastante serio y entregado a su profesión, Jean Albertini (Tahar Rahim), debe espiar a uno de los grupos de
jóvenes anarquistas más activos en París. Sin mucha dificultad, logra afincarse
en un piso donde se suelen reunir el líder Elisèe (Guillaume Gouix), Biscuit
(Karim Leklou), la desencantada burguesa Marie-Louise (Sarah Le Picard), el frágil
Eugène (Guillaume Gouix) y su novia, la joven Judith (Adèle Exarchopoulos), de
quien siente una inconveniente atracción.
El pasado
se une al romance en una trama que pierde fuerza durante el transcurso de los 100
minutos de metraje, precisamente por la ardiente pasión entre sus personajes, algo que ralentiza el ritmo y que acaba convirtiéndose en el motor de la narración.
Todo el interés que promete la premisa en cuanto a la memoria del
movimiento queda ensombrecido ante un guion que peca de previsibilidad. Mayor encanto recibe su admirable reparto, con Rahim en el
papel principal realizando un trabajo muy destacable junto a una de las
últimas sensaciones del cine francés, la actriz Adèle Exarchopoulos, que explota sus encantos ante la cámara, encandilando al espectador
hasta el final. El logrado ambiente revolucionario y la excelente labor
fotográfica, obra del cineasta David Chizallet, responde a una
producción que prometía captar toda atención y que cumple las
expectativas a duras penas. 6/10.
acción a partir de impulsos que no se controlan, dando prioridad al corazón por
encima de la inteligencia, le ha llevado a la tragedia y el sufrimiento desde
el principio de los tiempos. El uso sistemático del terror para coaccionar a
sociedades o gobiernos es una forma más de violencia, no tan alejada del
terrorismo de Estado que ejercen quienes pertenecen a entidades gubernamentales
y visten de traje. El director francés Nicolas Boukhrief firma ‘Objetivo: París’, un largometraje cuyo estreno en salas fue cancelado tras los famosos atentados
en la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo.
Acercándose a la gestación de una célula yihadista en París,
Boukhrief entrega un inquietante thriller donde el espectador asiste
horrorizado a la rutina de cuatro jóvenes decididos a sembrar el caos en la
capital francesa. Un periodista independiente interpretado con soberbia por
Malik Zidi se infiltra entre los integristas, asistiendo a la creciente violencia
de quienes convierten sus creencias en fanatismo. La producción va aumentando
su tensión al mismo tiempo que pone sobre la mesa herramientas como la mentira,
la lealtad y la ignorancia entre quienes llenan sus manos de sangre en nombre
de Alá. 8/10.
utiliza el cine directo, casi documental, en ‘Toto y sus hermanas’ para mostrar por medio de la observación la realidad de una suerte de Billy
Elliot y, sobre todo, de la fortaleza de su hermana Andreea y sus ganas y
esfuerzos por mejorar la situación en la que se encuentran. Totonel, apodado Toto, es un niño romaní de apenas 10 años cuya madre está en la cárcel por
tráfico de drogas y cuyas hermanas deben proteger del ambiente de
suciedad y drogadicción en el que se ve obligado a convivir con sus tíos y con
ellas mismas. Sin embargo, el peso de las decisiones hará que los
caminos de las hermanas se vayan distanciando, mientras Toto encuentra un rayo de luz en la danza.
Producida
por HBO Europa, llama la atención no sólo la visibilidad que se da en la
película a la realidad que no queremos ver, sino también a la madurez y serenidad de Andreea, verdadera protagonista de la historia, que
con sólo 14 años se enfrenta a una pregunta esencial: ¿qué ocurre cuando
descubrimos que podemos obtener de la vida más de lo que nuestros padres nos
pueden ofrecer? El equilibrio entre crudeza y ternura se salva con solvencia,
aunque no es un film sencillo de ver y hay que estar
mentalizado para asimilar el choque con la realidad y la perdida de la
inocencia según queda atrás la infancia. 7/10.
de finales de los años 60, el primer largometraje del director alemán Marc
Brummund, ‘Refugio’, retrata las crueldades a las que
fueron sometidos muchos adolescentes – catalogados de problemáticos – en varios
centros católicos con el objetivo de ser reconducidos. Rodado en las
instalaciones y pantanos del reformatorio Freistatt, uno de los lugares
que fueron escenario de la parte más oscura de la moral humana, se cuenta la historia
de Wolfgang (Louis Hofmann), un adolescente rebelde que tiene una estrecha relación
con su madre Ingrid (Katharina Lorenz), pero que no es aceptado por
su padrastro Heinz (Uwe Bohm), por lo que acaba mudándose a un internado donde espera poder terminar sus estudios.
un carácter indomable que conseguirá despertar el instinto de
defensa entre sus compañeros. Una cruda historia de adaptación y supervivencia
que a pesar de no aportar nada nuevo, sí nos descubre unas
interpretaciones intachables por parte de los jóvenes actores en un reflejo de los orígenes de los reformatorios. Una película con imágenes cargadas de crítica y moral que por momentos cae en el aleccionamiento. 6/10.