EXTRA! 

Por cualquier amante de
la música en directo es sabido que, si algo le falta a Madrid, más que una
playa, es un festival de las características del Primavera Sound de Barcelona o
el Festival Internacional de Benicássim. Mucho se ha hablado de si el motivo de
esta carencia tiene que ver con la falta de espacios para llevar a cabo un
evento de estas características o si más bien se debe al fracaso de anteriores intentos. Tampoco ayuda ese 21% de IVA sangrante que sufre el mundo de la
cultura desde hace dos años, soportando España el impuesto más alto del sector
en toda la Unión Europea
.

Por suerte, en
ocasiones llegan a la ciudad iniciativas como el festival MAD Live! que Sony llevó
al Palacio de los Deportes (ahora Barclaycard Center) el pasado viernes 31 de
octubre. Con un cartel sin nada que envidiar a los macrofestivales que se
celebran cada verano por toda la geografía española, tres fueron los
responsables de que se agotasen las entradas de una cita que muchos recordarán
durante años:
Mando Diao, The Kooks y The National.

El evento arrancaba poco después de las cinco de la tarde con Jack Knife, el grupo elegido por
el público a través de la red, entre multitud de bandas que lucharon por abrir
el festival. Una pena que los directos de Belako, The Orwells y Grises pillasen
a muchos saliendo de la oficina o tomándose el primer café de la tarde
en un
horario que no se correspondía a ninguna de sus propuestas. 

Tampoco sirvieron
para llenar el Palacio, que estos primeros grupos sólo dispusieran de 40 minutos
por actuación y que una vez dentro del recinto, el público ya no tuviera opción
de salir, un hecho incomprensible para el comprador de entrada de pista que
tendría que haber aguantado en pie durante ocho horas en caso de querer disfrutar de todos los grupos
del incuestionable cartel.


A las ocho de la tarde,
el Palacio de los Deportes se llenaba para disfrutar de la propuesta bailable y futurista de
los suecos Mando Diao, que revolucionaron al público desde que abrieron
con ‘Good knows’ hasta que sorprendieron subiendo al escenario a la cantautora
Zahara, con la que españolizaron un ‘Sweet we dreams’
que, aunque permitió lucir las cualidades vocales de la artista, impuso un extraño pause en el ritmo de la actuación.

La esperada y
prolongadísima ‘Gloria’ llegó antes de ese ‘Dance with somebody’ que años después sigue sirviendo para enloquecer al público antes de despedirse con ‘Black saturday’. Sus diez años de trayectoria se condensaron en poco más
de 40 minutos que sirvieron para mover cientos de caderas y firmar el primer gran concierto de la noche.


Lo de Cycle fue algo surrealista, sobre todo al aparecer en escena tras despegar la noche con
el concierto de Mando Diao
Presentes en el festival para sustituir el hueco de
The Zombie Kids, el grupo de Carlos Calderón y La China Patino presentó su post
punk
sintético ante las caras de asombro de buena parte del público.
Los madrileños defendieron con todas sus fuerzas una actuación que destacó con su
reciente ‘Saturday girl’ y el clásico ‘Confusion!!!’. Seguramente Grises
habrían aprovechado más su turno
, ya con el Palacio expectante ante los dos cabezas de cartel.


A las diez de la noche,
la atractiva propuesta de los ingleses The Kooks se hizo con un público
entregado desde el principio a sus letras facilonas y ritmos pegadizos.
El grupo de Luke Pritchard mostró soltura en escena, donde brillaron clásicos
como ‘Always where i need to be’ y ‘Naive’.

El suyo fue un directo
sobresaliente
donde hubo la sensación de que los de Brighton se encuentran más
cómodos interpretando sus temas más consolidados que los de su último trabajo, ‘Listen’,
del que destacó un aplaudido ‘Bad habit’. ‘She moves in her own
way’
y ‘Junk of the heart (happy)’ siguen dotando de energía los
conciertos de una banda con futuro.

Poco después de las
23.30 h., la elegancia innegable de The National salió a escena entre grandes
ovaciones y la compañía del brillante músico Sufjan Stevens. La magia que rodea a uno
de los grupos más importantes de la actualidad reinó desde que los chicos
de Matt Berninger tocaron la primera nota de un delicado ‘Don’t smallow the
cap’ con el que abrieron su actuación de casi dos horas,
en cuya primera parte
también destacaron ‘I should live in salt’ y ‘Afraid of everyone’.
Entre los momentos más
especiales de la noche, la estremecedora versión de ‘Squalor Victoria’
en la
que Berninger retorció su voz y magnificó esa melancolía e introspección que
rodea a su figura, sin restar mérito ni a la batería de Bryan Devenford ni a las
guitarras de los gemelos Dessner. También brillaron la maravillosa ‘I need my
girl’
y un ‘Terrible love’ que el vocalista del conjunto de Ohio bajó a cantar entre
sus seguidores.
Entre cabezazos con el
micrófono y el afán del cantante por arrojarse al público hasta el punto de
perder las gafas durante unos segundos, el recital llegó a su desenlace con una
emocionante ‘Vanderlyle crybaby geeks’ interpretada por toda la banda a capella,
poco antes de que se encendieran las luces del Palacio, devolviendo a la
realidad a las miles de personas que vivieron un directo lleno de sensibilidad
y amor por la música. El arte de The National ayuda a quien le escucha a ser
más él mismo a través de sus creaciones, siendo esa generosidad la que,
probablemente, les acabará convirtiendo en leyenda.